Despertarme con una alarma a las 7:00 am es algo que no extrañaba, mucho menos extrañaba tener que asistir al instituto, pero las vacaciones habían acabado y este sería mi último año antes de la universidad.
A duras penas salí de mi cama y me vestí con el uniforme, tomé mi mochila, un termo con café y emprendí mi camino. Vivía cerca del edificio así que no tarde más de 10 minutos.Al llegar me encontré con mi amiga Clarissa, nos saludamos con un beso y llegó el momento de un sermón que no quería escuchar, pero que no podía evitar.
— Gala, este es nuestro último año, ¡la última oportunidad para vivir como verdaderos adolescentes! – Exclamó levantando el tono de voz –Espero que te relajes un poco esta vez, ambas sabemos que te presionas tanto con tus calificaciones que prácticamente te olvidas de que existe una vida luego de eso.— y tenía razón.
Siempre pensé que la preparatoria estaba muy sobrevalorada, sobretodo en el último año. Claro que me gustaba salir de fiesta o a clubs, pero no le veía sentido a pasar todos los días así, ni mucho menos a pasarse de alcohol y/o drogas.
El instituto puede ser un ambiente muy insano para algunas personas, y yo era una. No me agradaba la mayoría de la gente, podía ver como todos buscaban traicionar al otro o buscar algún error para criticar.
Algunos profesores nos tratan como basuras de la sociedad y nos quitan toda expectativa, nos separan en sectores, denominándonos según nuestras calificaciones y conducta sin tener en cuenta lo que puede vivir cada uno fuera de estas paredes.
Durante mucho tiempo de mi vida asistí aquí y tengo más recuerdos malos que buenos, gracias al universo, esta era el último año de mi condena.— Lo siento Isa, pero sabes que las notas con las que tú festejas, a mi me molestan. – le sonreí inocente. – Pero si prometo salir mas este periodo, no quiero exigirme de más y necesitaré despejarme de tanto en tanto.
Clarissa asintió dudosa, a ella le preocupaban mis reacciones y pensamientos.
La realidad es que siempre me exigí mucho respecto a mis calificaciones, respecto a todo.
Si bien esta exigencia me ha llevado a ser perfeccionista, independiente, creativa y muchas cosas más, también me ha traído bajas. A veces acumulaba tanto cansancio y problemas que me daban ataques de estrés y no podía parar.Pero es cuestión de administrarse, tengo que seguir con esto, el día de mañana la vida de adulto será peor y desearé no haberme quejado de nada de lo que me sucede hoy.
Hablando de otros temas triviales, llegamos a nuestro salón y nos sentamos en el medio, como siempre. Salude a todos mis compañeros, a la mayoría no les veía desde que terminamos el curso pasado y la verdad les echaba de menos.
Ingresó la profesora de literatura, era una mujer que estaba algo loca, pero me ayudó mucho a ver mi potencial.— ¡Buen día chicos! Bienvenidos de vuelta. – la saludamos de regreso – Algún compañero nuevo este año? – una chica y un chico levantaron su brazo, ella parecía algo tímida pero era muy hermosa, me causó un poco de envidia. Y el... la verdad no podía conseguir una impresión sobre el. Sólo que era atractivo.
Se presentaron los dos, ella se llamaba Emilia y el Jonás, lindo nombre Jonás.Cuando llegó el receso nos fuimos a la cafetería, mi curso era muy unido así que en esos momentos también estábamos juntos. La
mayoría, incluyendo a Clarissa, comenzaron a jugar a las cartas así que quedé apartada, Jonás se encontraba sentado a mi lado así que aproveché para platicar.— Así que... qué te lleva a cambiarte en el último año de preparatoria? –
— Durante los años que estudie en mi colegio anterior, me metí en varios problemas. Llegó un punto en que los profesores estaban cansados de mi, así que decidí irme. – No quería preguntar cuáles eran aquellos problemas, de todas formas ya los imaginaba.
Llegar tarde, no cumplir con los trabajos asignados, hablar demasiado o faltar el respeto. Era lo típico.
– Bueno, en este colegio mientras causes una buena primera impresión, puedes despreocuparte un poco. – era la verdad, cuando te ganabas a los profesores, te perdonaban muchas cosas, excepto por algunos otros que eran completamente fríos con los alumnos. Con ellos mejor prevenir que lamentar.Hablamos de nuestros gustos musicales, teníamos muchos en común, a ambos nos gustaban el jazz y el rock, aunque estábamos abiertos a todo género musical. Noté que Jonás entraba en confianza rápido, le gustaba bromear y no se tomaba en serio nada.
En eso no congeniábamos tanto, pero me sacó algunas risas.En el resto de los recesos Clarissa y yo nos encargamos de incluir a Emilia, aunque parecía tímida, en realidad era muy sociable y nos habló de muchas cosas. Tenía novio hacía ya dos años, se cambió de colegio porque no se llevaba bien con sus compañeros anteriores, y le gustaba salir mucho de fiesta. Se sonrojó en repetidas ocasiones a causa nuestros elogios respecto a su belleza, era humilde respecto a eso.
El día avanzó hasta que llegó el momento de irnos a casa, platiqué con mis nuevos compañeros y ambos eran agradables, aunque nadie como mis amigos mejores amigos, Andrew y Clarissa.
> Andrew no asiste al instituto, el lo terminó hace ya dos años, pero nos conocimos en aquel tiempo y por más que no nos veamos seguido, la amistad siempre se mantiene intacta.Una vez que llegué a mi hogar saludé a mi hermano, Aquiles (si, se llama Aquiles).
Aquiles tiene 23 años, y a pesar de la diferencia de edad, nos llevamos muy bien, hasta el punto en que compartimos algunas amistades y salimos a conciertos o fiestas juntos. Es la persona más importante en mi vida, aunque algunas veces sea peor que un grano en el trasero.
Mis padres no se encontraban en casa, mamá debía llegar en cualquier momento, pero mi padre era imposible de prevenir. El trabajaba mucho, así que solamente venía a casa a dormir o muy pocas veces a almorzar y luego se volvía a ir. A veces me daba lastima, tanto esfuerzo y estrés para que viviéramos bien, dándonos nuestros caprichos y lo que fuera que deseáramos.Almorcé y subí a mi habitación, me lancé a mi cama y chequeé twitter e instagram, la mayor parte del tiempo lo desperdicié viendo videos de animales graciosos. No me culpen, son fantásticos.
Una notificación me interrumpió. Jonás Scuoli te ha seguido.
Cómo me habrá encontrado? No le di importancia a esa interrogante, entré a su perfil y lo seguí de vuelta. Apagué el celular en cuando escuché a mi mamá llegar, bajé al comedor a saludarla y charlar sobre nuestro día.
Tenía buena relación con mi madre, me gustaba verla y compartir momentos, aunque claro que había cosas que no le contaba. Solo hablábamos de temas sin importancia, mis problemas y secretos me los guardaba solo para mí.Ojalá el resto del año pasase tan rápido como este día.
Gala y Jonás en la foto.

ESTÁS LEYENDO
Body signals
Teen FictionGala siempre reprimió sus sentimientos e instintos, hasta que un día, comenzó a escuchar a cada átomo de su cuerpo diciéndole qué hacer para encontrarse a sí misma.