Joel
Justo ahora me encuentro buscando la dirección de una estúpida florería. No me gustan las flores. Pienso que es algo innecesario.
Mi novia me reclamó que nunca le regalo nada, y que soy un pésimo novio.
Busqué en internet y le pregunté a algunos amigos, los cuales me dijeron que tenía que comprarle flores.
Así que ahora me estoy dirigiendo hacia la florería del centro. Según dicen, es la mejor de toda la ciudad. Sinceramente no me importa. Solo tomaré las primeras que vea y saldré de ese sitio.
Un aroma dulce me invade al llegar al mencionado sitio. Abro la puerta y la característica campanita suena al pasar. Me doy cuenta que no hay nadie aún, por lo que reviso el horario, tal vez es demasiado temprano.
-Hola, ¿hay alguien? En internet decía que ya estaba abierto. - Al no escuchar respuesta decido retirarme, pero una vocecita me detiene. Me doy la vuelta y me encuentro con un pequeño chico. No me gustan los hombres, pero es bastante lindo. Tiene los ojos verdes, no un verde feo, es un verde muy colorido, como el de las hojas de los árboles. Es pequeño y muy delgadito, me gusta.
Espera, no estoy diciendo que me gusta de esa manera. Sé reconocer cuando alguien es lindo, es eso.
Como sea, no lo volveré a ver nunca, así que no me importa.
-Lo siento, no me di cuenta que alguien había entrado. Bienvenido, ¿en qué te puedo ayudar? - Deja de ser tan lindo. Mierda. Solo ignóralo y ya.
-Solo quiero unas flores. - Su mirada se posa en mí, y una pequeña sonrisa se asoma de su boca. No sé qué le da risa, pero por alguna extraña razón yo también sonrío.
-Me imagino que sí, ¿buscas alguna en especial? Tenemos de muchísimos estilos. Las rosas son muy casuales, pero siempre es lindo recibirlas, o quizá te interesen unas orquídeas, también tenemos tulipanes muy coloridos, o si te gustan las dalias. Tal vez prefieres un bonsái si no te gustan las flores...- Ese chico continuaba hablando de cosas que no entiendo, y que tampoco me interesan. Pero no puedo evitar sentir algo de emoción al ver cómo le brillan sus ojitos al hablar de todas esas plantas.
-No sé nada sobre flores, solo quiero unas flores bonitas para mi novia. - No sé si fue mi imaginación, pero al mencionar que eran para ella, su sonrisa se desvaneció.
-Sí, me lo imaginé. Puedes llevarle unos girasoles, son muy bonitos y especiales. - Me dice mientras me indica que lo siga al patio trasero. Un arcoíris de flores, algunas en macetas, otras en la tierra adornan todo el patio. Tal vez no son tan malas como pensé.
Nos detenemos frente a una pequeña porción de tierra, donde muchas flores amarillas iluminan el ambiente.
- ¿Sabes por qué se llaman girasoles?- Niego con mi cabeza. Él me sonríe de nuevo mientras toma unas tijeras y corta alguna de estas flores.
-Pues dicen que en una ocasión una pequeña florecita estaba muy triste porque era muy bajita y veía como las demás eran grandes y muy llamativas. Entonces el sol escuchó sus lamentos y le ofreció la oportunidad de ser tan grande como ella quisiera, con la condición de que tenía que seguirlo a todas partes. Y esa es la razón por la que estas flores siempre están en esa posición.
-Te gustan mucho estas flores, ¿verdad? - Me responde asintiendo y mi corazón re regocija al escucharlo.
-Son mis favoritas. Siempre he pensado que solo se deben de regalar en ocasiones especiales y a personas especiales, así que serán perfectas para tu novia. - Suspira.
En todo este tiempo que pasé escuchándolo, no me acordé de ella. ¿Qué me pasa?
-Entonces quiero esas. -Él corta unas cuantas y regresamos al mostrador. Saca unos papeles y algunos listones. En unos minutos, las flores se convierten en un hermoso ramo. Es bastante lindo, creo que si le gustará. Me lo entrega y se lo pago.
-Gracias...no sé cómo te llamas.
-Soy Erick, gracias por visitarnos. Espero verte pronto. -Me despide con una sonrisa.
Podría pasar toda la vida viéndolo reír.
Me doy la vuelta y salgo de la tienda. Si todo sale bien, tal vez regrese pronto.