Capítulo Único

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Green

La simetría de sus colores si bien era algo exageradado de decir que estaban en sintonía, de cierta manera no era del todo falso. Eso pensó Sasuke, cuando sus orbes de color ónix se posaron sobre Naruto. ¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Dos? ¿Tres años? No estaba seguro. Nunca se preocupó realmente por el tiempo, no cuando su único objetivo fue destruir a Itachi, su hermano mayor. Pero ahora que lo había conseguido el vacío que perforó su pecho años atrás, se hacía cada vez más hondo y grande. Sobretodo cuando observó, a la distancia, la complicidad que Shikamaru compartía con el blondo.

« Konoha se hizo más fuerte en mi ausencia »

Pensó apretando los labios en una delgada línea, y reprimiendo el deseo de poner a prueba las nuevas técnicas y capacidades de sus ex compañeros de la aldea de la hoja. Sasuke pudo apreciar cómo el Nara pasaba su brazo por los hombros de Naruto, mientras ambos reían de alguna ocurrencia soltada al aire. La escena inevitablemente removió algo en el interior del Uchiha, y se obligó a creer que era simple envidia por la tranquilidad que portaba la pareja de ninjas.

—Sasuke —pronunciaron en un susurro —, ¿deberíamos matarlos? —Preguntó Suigetsu, que se encontraba a su lado, sonriendo altanero y burlón. Ninguna novedad para el azabache.

—No —respondió luego de un momento.

Sasuke se levantó de sus talones, e hizo el amago de voltear. Después de todo, había regresado a Konoha sólo para traer algo de sus pertenencias que mantenía oculto en su antiguo hogar, pero una nueva presencia a los pies del árbol donde se encontraba atrapó su atención, deteniéndolo en la marcha. Suigetsu quiso abrir la boca para replicar, pero el ademán que hizo Sasuke lo hizo abandonar la idea.

—Naruto —saludó Gaara con una corta sonrisa.

El blondo sonrió un poco más demostrativo, y le extendió una mano mientras la otra sostenía su cabeza. Una postura bastante floja a decir verdad. Gaara comprendió la acción de Naruto, y repitió su procedimiento con un poco más de firmeza. Ambos chicos estrecharon sus manos en símbolo de cariño y enseñando que su lazo seguía intacto, fuerte y seguro. En ningún momento sus ojos se apartaron de la pupila ajena. Y nuevamente algo dentro de Sasuke se removió con desagrado.

—Gaara —dijo finalmente Naruto, casi suspirando de alivio por verle a salvo. Luego, su ceño se frunció con honesta preocupación —. ¿Akatsuki no ha rondado la aldea de la arena?

Aquello atrapó la atención de Sasuke. ¿Akatsuki? ¿Qué tenían que ver ellos con Gaara del Desierto?

—Deberías preocuparte un poco más por ti, Naruto —pronunció arrastrando las letras. Un acento que al blondo siempre le pareció marcado, pretencioso y varonil. Sobretodo varonil.

— ¡Puedo cuidarme solo, dattebayo! —Chilló, indignado y frunciendo sus rubias cejas hasta más no poder.

Gaara dejó salir un suspiro.

—Oi, Naruto —gruñó Shikamaru a su lado, quien hace rato había abandonado los hombros del rubio —, no seas tan irresponsable.

La mandíbula del Uzumaki amenazó con caer al suelo, ¿había oído bien? Deslizó sus orbes azules hasta los esmeraldados de Gaara para asegurarse de no haber caído en la locura. Pero la desconcertada expresión del pelirrojo confirmó su cordura, y liberó el aire retenido.

— ¡¿Quién eres y qué hiciste con Shikamaru, dattebayo?! —Gritó, extendiendo su mano hacia el Nara, y señalándolo con su índice.

El nombrado deslizó la mano por su nuca, a la vez que su semblante adoptaba una expresión aburrida.

—Que ruidoso... —Soltó desviando la cara.

No es un mal color [One Shot - Naruto]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora