Eran más de las once la noche, aquel robot había llegado a su nuevo trabajo, puesto que era nuevo en el pueblo, el estaba en el lugar hace más de un cuarto de hora, había recibido las órdenes de no abrir el bar hasta que dieran las doce en punto.
Mientras esperaba se dedicaba a limpiar la barra de aquel lugar, era un bar con un aspecto antiguo, pero con una vibra cómoda y confortable.
"Retro" sería una buena forma de referirse a él.
El estaba perdido en sus movimientos hasta que la alarma de aquél reloj cucú sonó indicando que habían llegado las doce de la noche.
Barley puede ser un robot pero también tiene sentimientos y como cualquier humano debía llenarse de valor y energía para empezar a trabajar, este avanzó hasta la puerta y cambiar el letrero de "cerrado" a "abierto" a la vez que prendia ese gran letrero de neon, con luces doradas. El cuál daba a conocer el nombre de aquél establecimiento "Barley's" (la autora no tiene mucha imaginación).
Tras abrir el establecimiento, Barley volvio a su lugar ordenando una que otra botella de diferentes tipos, whikys, ron, tequila, ya saben una gran variedad.
"Cling cling"
La pequeña campanilla que se encontraba encima de la puerta sonó, indicando que un cliente había entrado, Barley se dio la vuelta para encontrarse con una mujer de largo cabello atado en una cola, morena, llevaba un pañuelo amarillo y una mirada de pocos amigos.
—¿Se te ofrece algo amiga?— preguntó
—Estoy en un maldito bar— la morena alzó la cabeza —¿Qué más puedo querer en este lugar?— contestó molesta.
Barley no pudo evitar mostrar una expresión de desagrado y enojo, sintiéndose un poco ofendido ante tal actitud de la clienta.
La morena suspiró al notar la actitud que tomó con el robot y apoyando su rostro en su mano derecha cerró los ojos para luego tranquilizarse.
—Lo lamento, solo es que no he tenido un buen mes—
—No te compliques—
El barman comenzó a preparar una margarita, la cual procedió a dejar frente a la morena, quien lo veía inverosímil.
—Aún no te he pedido nada...—
—Esta te la invito yo— contestó interrumpiendo a la morena mientras le daba la espalda.
—Esa actitud me agrada— la morena dio un sorbo a su trago el cual estaba perfectamente preparado —Eres nuevo en el pueblo ¿no?—
Barley confirmó aquello asintiendo mientras limpiaba la coctelera.
—Ya veo, pues bienvenido eh...—
—Barley, un gusto— estiró su mano hacia la morena
—Shelly— la morena estrechó la mano de Barley mientras le sonreía.
Tras unos largos 40 minutos de un silencio sepulcral la morena recibió una llamada en su móvil la cuál no se oía nada amistosa.
"Son casi las una de la mañana Shelly ¿No piensas volver a casa?"
—Tu me sacaste de casa ¿Recuerdas?—
"Pues si sigues con esa actitud tuya seguirás fuera"
—No te contestó como se debe, solo por que se que estas con tu amiguita, quién busca en mi cada defecto que pueda—
"Sabes que no es así"
—Claro que si... ¿Sabes Piper? Creo que es mejor que hablemos de esto mañana—
"¡Shelly, te juro que si cuelgas el telefono te arrepen!"
No se oyó nada más debido a que la morena había colgado dejando a un lado su móvil con enojo.
—Lamento que hayas escuchado eso—
—Oh, no te preocupes, estoy acostumbrado a esto ya sabes, fui programado para soportar cosas como estas— El robot retiró la copa de Shelly para comenzar a hacer otra margarita ya que antes, mientras estaba en aquella llamada le había pedido otra.
—El romance es una porquería— dijo sin más la morena.
—No tengo idea, ya sabes soy un robot y no hace mucho fui ensamblado... Pero si quieres puedes contarme— Barley dejó otra copa frente a Shelly mientras esta otra daba un gran sorbo.
—Créeme esto sería muy largo— comentó la morena quien dejo su trago en la barra y comenzó a revolverlo por aburrimiento.
—Es una larga noche y soy un robot así que, adelante cuéntame como comenzó todo—
—Bien todo comenzó...—
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Brawl Stars: El bar de los corazones rotos.
FanfictionEs el primer día de aquel Robot, en un principio no era muy fan de trabajar en un Bar desde que terminaba las batallas muy tarde en la noche, hasta las 8 am, pero noche tras noche el escucha la historia de cada cliente quien trae consigo un amargo p...