ú n i c o

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Es difícil no sentirse un poquito gordo cuando tu novio te pide que seas Santa Claus

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Es difícil no sentirse un poquito gordo cuando tu novio te pide que seas Santa Claus.

—Pero soy judío —protesto—. Lo pensaría si me estuvieras pidiendo que fuera Jesús; por lo menos él era miembro de mi tribu, y se ve bien en traje de baño. Además, Santa te exige que seas feliz, mientras que Jesús sólo te pide que hayas nacido.

—Es en serio —dice Namjoon. Es tan raro que hable en serio conmigo que tiene que asegurarlo—. Esta puede ser la última Navidad en la que Yerim crea en Santa Claus. Y si yo me disfrazo, ella se dará cuenta. Tienes que ser tú. No tengo a nadie más.

—¿Y Jennie? —pregunto refiriéndome a la mayor de sus hermanas menores.

Sacude la cabeza.

—No puede ser. Simplemente no puede ser.

No me sorprende. El comportamiento de Jennie es más feroz que navideño. Sólo tiene doce años y me da miedo.

—Poooooooooooor fa —suplica Namjoon.

Le digo que no puedo creer que recurra a esa voz acaramelada. Como si fuera más probable que yo aceptara hacer el ridículo si él también lo hace.

—Ni siquiera habrá que hacerle modificaciones al traje —me promete.

Eso es, por supuesto, lo que temo.

₍🎉₎

La Nochebuena para mí siempre ha consistido en que mi familia decida qué películas veremos al día siguiente. (Si pienso en la forma que deliberamos, creo que es más fácil elegir a un Papa.) Una vez que lo hacemos, cada quién se retira a su propia esquina a hacer sus propias cosas.

Nadie en mi familia es particularmente religioso, pero aun así no voy a dejar que me vean salir de la casa vestido de Santa Claus. Lo que hago es salir sin que nadie me vea, un poco antes de la medianoche, e intento cambiarme en el asiento trasero de mi coche. Es un Accord de dos puertas, así que esto requiere unas cuantas maniobras de mi parte. Si alguien pasara por ahí y se asomara por la ventanilla, pensaría que estoy estrangulando a Santa o besándome con él. Los pantalones y mis jeans no se llevan bien, así que tengo que quedarme en bóxers y luego convertirme en Santa del cinturón para abajo. Había pensado que se sentiría como estar en pijama, pero más bien es como usar unas cortinas viejas.

Y todo eso sin tomar en cuenta el peluche blanco. De pronto se me viene a la cabeza de dónde exactamente se supone que viene esa piel, si Santa pasa tanto tiempo en el Polo Norte. A lo mejor es él, y no el calentamiento global, el que está acabando con los osos polares. Es una idea. No una idea muy brillante, pero es lo más a lo que llego esta hora, en el asiento trasero de mi coche.

Mientras estoy abrochando la hebilla de mi cinturón y poniéndome el abrigo, Namjoon ha de estar dormido, a salvo en sus sueños. Se ofreció a quedarse despierto, pero pensé que era muy arriesgado —si nos descubren, no sólo nos meteríamos en problemas, sino que se arruinaría la sorpresa para Yerim. Jennie y su mamá también han de estar dormidas— no creo que tengan la menor idea de que voy a ir y, para empezar, sólo tienen una vaga noción de quién soy. Yerim se supone que está despierta, si no justo en este momento, sí cuando yo me aparezca en su sala. Todo esto es para que lo absorban sus ojos de seis años. En ningún otro caso lo estaría haciendo.

Tu Santa provisional | NAMJIN (o.s)Where stories live. Discover now