CAPITULO 2

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Abre la puerta con cuidado. Es puntual como siempre. La secretaria está rellenando un formulario. La saluda y ella le devuelve el saludo con una sonrisa incorporada. La Editorial WHM13 era la editorial más prestigiosa de la campiña Madrileña. Ángel deja el maletín en su despacho. Va a la cafetera y la enciende. Camina hacia su reproductor de música y busca “Scusa ma ti chiamo amore” le da al play y vuelve a donde está la cafetera con el café listo y preparado y para tomar. Se sienta en la silla y revisa los papeles que están encima del escritorio de su despacho. Los revisa uno por uno, mientras que va sorbiendo poco a poco el café que está en su taza de España, con la bandera del mundial en alto. Al rato aparece su secretaría con un fajo de papeles.

-¿Más trabajo? –pregunta el joven editor

-Sí –responde la secretaria

-Ni en verano descanso. ¿A Don Alejandro no le pasaba esto? –pregunta emitiendo una especie de quejido

-Sí. Por eso delegó en ti porque tu eres fuerte –aclara la secretaria

-No digas tonterías –sentencia el joven con una mirada divertida

-¿Después nos vamos al cine? –pregunta 

-¿Qué película?

-Perdona que te llame amor

-Por mi me vale. –sentencia el joven editor. 

Nadie sabía nada acerca de la relación sentimental que tenían Laura y Ángel. Una, hija del anterior editor, y el otro, el nuevo joven editor de la editorial más prestigiosa de Madrid, situada en frente del Santiago Bernabéu. Laura vuelve al mostrador, dejando a Ángel solo con el trabajo. Facturas, encargos, recibos. En dos días no paraba, había cogido el cargo a penas una semana y ya le estaba costando sacar la empresa adelante. Deja que el café haga mecha en él e intenta pensar con “Let Her Go” de Passenger. Esa canción le ayudaba a ser más ameno con el trabajo, le ayudaba a familiarizarse con el entorno. 

-Ángel, preguntan por ti –responde Laura desde un llamado electrónico

-Que pase –

La persona que entraba por la puerta era la que menos cabría esperar en ese momento. Ricardo Morris. El antiguo escritor estaba ahí. Su fama había decaído. Había dado pasos para atrás y había sido manchada su reputación por las constantes faltas de pago a Hacienda. Ángel no esperaba verle ahí. El joven editor se levanta y ambos se estrechan las manos.

-Qué alegría me da volver a ver a un antiguo compañero –dice el antiguo escritor

-Lo mismo digo –dice ofreciéndole un asiento a Ricardo, mientras que él ocupa su sitió como editor. 

-Veo que en poco tiempo has cambiado. Te conocí como un joven periodista con un sueño, y ahora te encuentro como editor de la mejor editorial de Madrid. ¿Cómo has conseguido hacer eso en tan poco tiempo?

<<Pues no creyéndome que soy mejor que el resto, como tú>>

-Pues trabajando día a día, levantándose todos los días a las seis de la mañana, venir aquí, y estar prácticamente todo el día aquí sentado. 

-Resultará duro ser editor  ¿No?

-Bueno, si te organizas y eso, no resulta muy  difícil –

-Ya, entiendo –dice poniéndose tenso

-¿Para qué has venido Ricardo?

Hace Dos semanas, en el mismo despacho

Don Manuel está a punto de realizar la decisión más importante para su vida. Ya está cansado de la misma rutina. Está cansado de lo mismo. Ser editor cansa. Ángel entra en el despacho. Ricardo ya está ahí. ¿Qué estaba haciendo ahí? No lo sabe. Mejor ignorar que traer problemas. Se sienta enfrente de Don Manuel, este, tenso y con la mirada gacha comienza a hablar.

-Gracias por venir….a los dos –comienza-Veréis, os he llamado a los dos para deciros que he tomado una decisión, tal vez, la más importante. 

-¿Cuál, Don Manuel?

-He decidido dejar la editorial

-¿Qué? –preguntan los dos a la misma vez

-Sí, tal y como lo habéis oído –

Ángel no puede creérselo. Don Manuel está despidiéndose de ellos. Pero ¿Quién será el nuevo editor de la empresa? Piensa que Ricardo, por la edad y experiencia, él no se ve preparado para el cargo. 

-Y mi sucesor en el cargo quiero que sea…Ángel –dice

No se puede creer el nombre que ha comunicado. Él no está preparado para el cargo, apenas había llegado a la empresa y no se sentía con fuerzas para ser editor. Ricardo parece enfadado. Amaga con levantarse, pero quiere saber el porqué de esa decisión. 

-¿Por qué, Don Manuel? ¿Por qué yo y no Ricardo? Él está mucho más preparado que yo –indica 

-Pero yo confío en ti, eres responsable, joven, y eso es lo que hace falta a la editorial, gente joven, que luche por traer a la juventud al mundo de los libros. Y eso es lo que necesitamos, Ángel gente joven

Desde ese momento, Ricardo rompió todos los acuerdos que tenían con esa editorial, rompiendo sus lazos de amistad con Don Manuel. Morfeo hizo aquel trabajo solo, sin la ayuda de nadie. 

Un día de verano, en el despacho de Ángel. 

Va dándole vueltas a lo que le ha dicho Ricardo. ¿Qué quería decir con <<siempre me he sentido referente en esta empresa>>? Más le valía andarse con ojo. Laura entra en su despacho. Parecía un poco mosqueada con el trato de Ricardo hacia su novio. 

-¿Qué te ha dicho? –pregunta 

-Quería volver con nosotros –

-¿Y que le has dicho?

-Que necesito pensarlo. Ha estropeado la imagen de la editorial, y si le admitimos de nuevo, tal vez, cometa el mismo error que ya hizo en su momento. 

-Lo sé, y creo que has actuado de la mejor forma posible

Ambos se besan. Tan solo un ligero roce de labios. Están en el trabajo y no deben de levantar sospechas. Ángel vuelve a concentrarse en su trabajo, mientras que ella vuelve al mostrador. Mira por la venta y ve alejarse a Ricardo por la calle. Malos presagios aguardaban a la editorial. El tiempo decide siempre en cada relación. 

Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora