Taehyung no podía creer que había dejado ir al amor de su vida por una estupidez, pues ahora deberá pagar las consecuencias, y Jeon Jungkook se encargaría de eso.
Era primavera y los hermosos pétalos rosados de aquel cerezo caen sobre sus cabezas uno por uno, tan rosados como los belfos del chico que tiene a centímetros de él, pero aquel chico se aleja convirtiendo los que fueron escasos centímetros en dolorosos metros y él no puede hacer nada, las ramas de aquel cerezo lo detienen, debe dejar que caigan todos los pétalos uno por uno.
Los minutos se convierten en horas y estás se convierten en días, días en los cuales los pétalos caen y simultáneamente sus lágrimas, pero ¿qué podía hacer?, aquél que tanto amaba se fue.
El miedo actuaba de nuevo, se sentía solo...
Han pasado años y él no ha olvidado a aquel hermoso chico que solo ve en sus sueños y en los vagos recuerdos de aquel cerezo, de aquel día donde sus temores los condenaron a dejar ir a su ángel.
Aquel cerezo, el favorito de los dos, se marchitó y con él su corazón...
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