Prólogo.

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¿Alguna vez han visto caer las gotas de lluvia por la ventana y simular que hacen una carrera?

»Vamos, tu puedes. Así se hace, eres más fuerte que todas«

Me apoye en el asiento dejando que mi vista fluyera por la ventana viendo las gotas en su grandiosa carrera. Iba camino a la casa donde pasábamos las Navidades y desde que murió papá cuando tenía 9, no habíamos regresado. Me negué rotundamente a venir, pero mi madre insistió.

-Se supone, que debería estar divirtiéndome en la pista de hielo, no aquí. - Acomodé el gorro de Lana que mi madre me había confeccionado-

-Evangeline, te divertirás, créeme. Las madres siempre tienen la razón. - Me guiñó el ojo-

Mis ojos rodaron hacia la arboleda. Enfrente tenía la carretera y a mi lado derecho e izquierdo árboles y árboles cubiertos por la fina y delicada nieve. »Que diversión, moriré de la éxtasis«. El auto giró hacia la derecha por un camino de tierra mojada. Árboles y árboles. Después de 20 minutos, se abrió paso una zona despejada, con una casa blanca de dos plantas. Unos pocos metros enfrente de la casa había otra, la cual no recuerdo haberla visto.

-Madre, ¿Y que hace esa casa aquí? No recuerdo haberla visto antes.

-Tal vez se mudaron aquí Ev.

-Tal vez, tal vez -murmuré para mi misma-

Estacionamos el auto aún lado de la casa y me propuse a bajar las cajas. Las cajas solo traían cosas de menor valor, como ropa, fotos, libros y una que otra cosa de mi madre. Solo quedaba una caja, la tomé pero estaba demasiado pesada, así que mejor me fui. La casa estaba como recordaba, muy acojedor y rústico. Recuerdo que mi padre me sentaba en sus piernas mientras me cantaba canciones, mientras admirábamos el fuego. Añoraba esos momentos.

-¿Bajaste la última caja, Ev?

-No, estaba demasiado pesada. -Dejé caer mi cuerpo al cómodo sillón-

Mi madre me fulminó con los ojos. Para mi eso era un »Morirás si no haces lo que te digo«. Al instante y un poco perezosa salte y fui hacia el auto. Demasiado pesada se quedaba corto, era extremadamente pesado. La caja tapaba mi vista, así que a tientas fui despacio. La nieve crujía bajo mis botas. Asome un poco la cabeza hacia un lado y pude ver la casa Café de enfrente. Una corriente de viento me abrazó. Decidí que sería mejor entrar y valla que apenas llegué.

-Me quieres matar, ¿Eh madre?

-Lo consideraré. -me apuntó con su dedo- ¡El Miércoles, de la semana que viene vendrá Colby!

Paré en seco mientras subía el quinto escalón. ¡Colby vendría! El es mi hermano mayor, tiene 19 y hace un año que no lo veo. Cabe decir que es muy sobreprotector, demasiado, no quiere que ningún chico se me acerque. Esa debe ser la razón por la cual nadie me coquetea, si... Eso es. Acomodé un poco las cosas, no quería agotar mis pocas energías, algunas cajas quedaron abiertas, inclusive cerradas. »Hora de descansar« sacudí mis manos y me tendí en la cama. Saqué el ¡Pod, mis audífonos y me quede dormida a la tercera canción. Un ruido proveniente de abajo hizo que despertará. Baje lo más rápido que pude, el ruido venía de la puerta »idiota, es solo la puerta, no elmo, no es elmo« cerré fuerte mis ojos y abrí. Un chico »sexy, muy sexy« estaba parado y en sus manos sostenía un pastel.

-Ten. -dijo demasiado frío y cortante.-

-¿Gracias? -tomé el pastel- Que amable... supongo.

-Mi madre te lo envía, dice que bienvenidas y ojala algún día puedan pasar a conocernos -Me dio una sonrisa de lo más fingida-

-Se nota que somos bienvenidas. ¿Esos son columpios? -chillé emocionada- ¿Puedo subirme?

Asintió levemente.

-Escucha -hizo una pausa y se frotó los ojos- si alguna vez te topas con mi madre, le dices que fui muy amable y tal vez te dejé subirte.

-Trato echo.

Demasiado fácil, a decir verdad. Ese columpio será mio.

No era un columpio ordinario, no. Estaba atado a una soga que pasaba por un árbol, era una llanta. ¡Una llanta! Corrí emocionada y me coloque en el hueco. No sin antes quitar la nieve que tenía. Siempre quize uno así, pero nunca lo había conseguido. »¿ Y si te caes y mueres? ¿Y si se suelta y vas rodando con la llanta?« Escucho a mi madre que me repetía eso.

Diablos, no me puedo empujar.

Mis pies no tocaban en suelo, trate de dar vuelo con mis piernas, pero fue en vano. Sentí un calor abrazador y confortante, hasta que sentí unas manos tocando mi espalda. Quede atónita, se sentía tan bien hasta que...

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Ejem ejem... ¡Hola!

Esta es una novela que acabo de crear n.n

Soy nueva en esto, sería la primero que hago, así que si me ayudan estaría muy bien, les agradezco que hayan llegado hasta acá así que nada, ¡gracias!

Frío como el invierno. [Cancelada temporalmente]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora