Baby

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SuLay.

2299 palabras.

Junmyeon no podía mover casi ningún músculo de su cuerpo. Parado en el pasillo, a un lado de la puerta de el chico que se había decidido a cuidar un tiempo atrás, sin mover ningún músculo más que sus párpados, lengua y garganta cada vez que tragaba, porque incluso sentía que había dejado de respirar.

Los jadeos que provenían de dentro eran la razón de todo aquello, esos pequeños jadeos de desesperación. Claramente el Chino dentro de la habitación no sabía que él estaba allí, que le había visto de reojo al pasar por el pasillo, notando que estaba sentado en el suelo apoyado en la orilla de la cama para no caer con su brazo izquierdo, se masturbaba con la derecha y subía y bajaba su trasero sobre un dildo apoyado en el suelo.

Aquello había sido una imagen demasiado erotica para el mayor. Haber visto al inocente Yixing, quien siempre estaba en su mundo y sonreía con una calma y dulzura inexplicable, ver a ese chico auto penetrarse y masturbarse mientras intentaba mantener sus jadeos a bajo perfil. Era tan loco como la fantasía sexual que tenía de que su pareja le llamara "Daddy".

Apretó su entrepierna al sentir el dolor circulando por ella; estaba excitado. Los jadeos de Yixing no lo estaba ayudando y escuchar su piel chocar con fuerza contra el suelo de vez en cuando lo hacía imaginarse a él provocando aquel sonido, pero por sus caderas chocando una contra la otra. No podía hacer aquello, aún cuando admitía que aquel chico le gustaba mucho, no podía permitirse acercarse y tener sexo con él, ni siquiera sabía si el chico estaba dispuesto a eso.

Se dejó caer silenciosamente por la pared hasta el suelo, no estaba seguro si Yixing realmente le escucharía, cuando se concentraba en algo era muy difícil que se distrajera en otra cosa. Acaricio su entrepierna por sobre la tela de su pantalón y su ropa interior, mordiendo su labio inferior para no jadear con fuerza, aunque tal vez si se le escapaba un jadeo Yixing no le escucharía por los suyos algo altos. Suspiró suavemente antes de detenerse al escuchar lo que rompería su cordura.

—SuHo...—era el apodo que Yixing le tenía, aquel apodo que le dio poco tiempo después de que se conocieron y con el que siempre le llamaba. Se levantó, escuchando un fuerte jadeo.—SuHo... Ngh...—terminó de abrir la puerta, entrando y así captando la mirada del agitado menor quien al verle se volvió pálido y detuvo cualquier movimiento.

Sin decir nada se acercó al cuerpo en el suelo, arrodillándose a su lado para tomar la mano que estaba sobre la cama con su derecha y su cintura cubierta por la camisa con la izquierda, acercándose a su oído rozando sus mejillas.

—¿Por que te detienes?...—lo obligo a levantar sus caderas y bajarlas lentamente, arrancándole un suave suspiro.—¿Acaso quieres más que un pedazo de plástico y tu propia mano? Porque escuché perfectamente como me llamabas...—se separó un poco de aquel adorable rostro que ahora tenía lágrimas retenidas en sus ojos.

—¿Tienes que burlarte de mi?...—pregunto con voz entre cortada, cerrando su mano izquierda en un puño. JunMyeon sonrió de lado enternecido antes de acercar sus labios a los contrarios. Yixing intentó separarse empujándolo de su pecho con sus manos, aunque el movimiento provocó que el objeto plástico dentro de él se moviera y que un jadeo fuera ahogado entre sus labios.

—No me burlo de ti...—susurro contra sus labios, dirigiendo sus manos hasta las mejillas contrarias acariciandolas, limpiando el rastro de las lágrimas que habían escapado.—Eres tan adorable...

—No me digas adorable...—JunMyeon sonrió, dando un suave beso a aquellos labios para levantarlo por su cintura y obligarlo a sentarse en su regazo.—SuHo...

EXO's One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora