Capítulo 1

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Por _____:

Querido diario:

Otro amanecer en Londres, ya llevo una semana desde que dejé a mi familia para venir a estudiar acá, mañana empiezan mis clases en Cambridge, estoy nerviosa, pero a la vez emocionada. Espero que pueda caerle bien a alguien, mis hermanas y mi mamá  me dicen que tengo que ser más segura de mi misma, que soy hermosa a mi manera y que no tengo que cambiar para agradarle a los demás. ¿Sabes una cosa? Ellas tienen razón, solo tengo que relajarme y pensar que todo estará bien. Extraño mi país, a mi familia, nunca me había separado tanto de mis hermanas y mi mamá, ellas lo son todo para mí, parezco una niña pequeña, lo sé. Bueno Diario, me tengo que ir, hoy en la Universidad hay una bienvenida para los alumnos nuevos, tengo mariposas en el estómago de solo pensarlo. Cuando llegue en la noche te contaré mi día, nos vemos.

cuando terminé de escribir, salí de mi habitación, me dirigí al living, tomé mi bolsa y las llaves y salí de mi casa. En el pasillo me encontré con mi vecino, el señor Collins, un hombre de unos 60 años de edad, había enviudado hace tiempo. Era amable y muy divertido, desde que llegué  a vivir a este departamento siempre me acogió como si yo fuera propia hija. Desde muy pequeño él siempre ha ayudado a los más necesitados, visitando hospitales y cooperando en fundaciones, el señor Collins dice que aunque a uno haya tenido todo en la vida, siempre hay que ayudar a los que menos tienen. En eso estoy de acuerdo con él, porque yo también quiero hacer lo mismo, siempre me ha interesado ayudar a los que la están pasando mal, ojalá que aquí pueda hacerlo.

Al encontrarme con el Señor Collins, él me dirigió una adorable sonrisa y me dijo:

-          A dónde vas tan apurada pequeña?

-          Me voy a la Universidad, es que hoy hay una bienvenida para los alumnos nuevos.

-          Qué alegría! Te deseo mucha suerte, cuando llegues me cuentas todo con detalle.

-          Gracias Sr. Collins, ¡por supuesto que lo haré!

-          Adiós hija, ¡¡pero no te vayas a caer!!

Luego de esa escueta conversación, salí rápidamente del edificio, hice parar un taxi. Después de subirme, me acomodé en el asiento y le dije al chofer donde quedaba la Universidad y le indiqué por donde tenía que irse. En el trayecto del viaje me saqué mi Ipod, me puse los auriculares y me relajé escuchando mi música favorita. Mientras escuchaba música, observaba por la ventana las calles londinenses, las personas que iban caminando, las casas, edificios, tiendas. “Esta ciudad es hermosa” pensé, estaba segura de que venirme a estudiar  a Londres iba a traerme solo cosas positivas.

Cuando llegamos a Cambridge, el chofer me miró por el espejo retrovisor, y exclamó:

-          Señorita, despierte... ¡Ya llegamos!

Sin darme cuenta me había quedado dormida. Desperté, apagué mi Ipod, lo guardé, saqué el dinero para pagarle al chofer, me despedí educadamente y él me respondió con el mismo tono que el mío.

Al bajarme del vehículo, me arreglé el vestido lo más que pude, me cepille mi pelo con las manos lo mejor que pude y caminé hacia la entrada. De pronto sentía cómo los nervios se hacían presentes en mi cuerpo, una ola de mariposas atacaban mi estomago, las manos sudaban y el corazón me latía muy rápido.

La Universidad era enorme, parecía un castillo antiguo, así como de película, el pasto era verde. A medida que me iba acercando a la entrada del auditorio veía a más alumnos nuevos como yo. También habían mesones con alumnos antiguos explicando todo lo relacionando a los horarios de clases, libros, y esas cosas. Cuando ya había llegado a la entrada había más alumnos. El corazón me latía a mil por hora, todos estaban comenzando a conocerse entre ellos mientras que mis nervios no me dejaban decir ni pio. “Habla con alguien, ¡¿Qué esperas?!” me repetía mi cabeza una vez más. Estúpida timidez como te odio.

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⏰ Última actualización: Aug 02, 2014 ⏰

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Need you now (Niall Horan y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora