Mi mejor amigo: el insomnio

Hoy te escribo, aunque nunca lo había hecho, para agradecerte tu compañía en mis momentos más oscuros, ya que solo tú has estado cuando me siento más sólo; cuando mis pensamientos y emociones me traicionan y mis ojos exigen llorar, cuando mis sentidos la perciben y ella no está.
Tú, mi mejor amigo, el único que se preocupa y me da su atención, con el que no temo desahogarme ni me exige nada a cambio, solo me escuchas sin opinar… tu compañía ha sido longeva y fiel, no hay una noche en la que no te presentes. Y al principio te desprecié, te aborrecí; no te quería cerca de mí, aprendí a aceptarte y hasta quererte. Junto a ti he tomado las mejores decisiones estas últimas semanas y lo aprecio, pero éste no es el único motivo por el cual te escribo…
Insomnio, has sido de gran ayuda pero no te quiero más… recientemente cuando te presentas no deseo siquiera vivir, estoy harto de sufrir… eres tóxico, vil y silencioso; mi mejor amigo y mi peor enemigo.
Por el día tu recorrido en mí se nota a leguas y la gente continuamente me pregunta por ti. Quiero que te vayas, sin remordimiento, siempre te voy a recordar. Quiero que te alejes de mí sin mirar atrás, ya estoy cansado de sufrir y de no dormir. Gran amigo mío, adiós.