Fragmentos de mí

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Unas Grandes y otras mucho más pequeñas. Fracciones pertenecientes de un todo que se limitan a ser nada. Piezas de un rompecabezas que entre si ninguna encaja. Una desunión deslumbrante, notable y evidente. Sin importar su tamaño todas funcionan por igual: ¿El odio –enorme pieza- se acopla a la felicidad? ¿La nostalgia a la depresión? ¿Qué va entre la indiferencia y el valor hacia las cosas?
Intento despejar la “X” en una ecuación que no conozco. Desperdicio días buscando la solución: ¿En qué café de la cuidad se encuentra la confianza esperando por mí para solucionar todo? Recorro las calles esperando toparme con el compromiso y pedirle personalmente que vuelva. Muchas veces me he rendido: me echo en el sillón de mi apartamento a esperar que alguno de ellos se atreva a tocar la puerta y volver… ¿La depresión? Quizás.
Sueño que nunca ocurrió y que vuelvo a ser íntegro, despierto y siento que se alejaron aún más. Un familiar me escribió diciendo ver al Amor sentado en una plaza en Buenos Aires, Argentina. No como, no bebo, no socializo:
-¿Me estoy volviendo loco?
–No lo sé, supongo que no. Me pregunto y me respondo al finalizar cada día.
De camino al trabajo me encuentro con la responsabilidad embriagada en la plaza, me acerco y acepta venir. Cae la noche y escapa para ir a embriagarse. Como mi madre cuando era joven le espero toda la noche en el sillón, pensando, analizando. Solo que este, nunca regresa.
Debería hacer una carta de disculpas y entregársela a cada uno de ellos. Veo la televisión y encuentro a la razón en una manifestación contra el abuso animal.
Después de años entiendo: La respuesta está adentro, me debo conocer. Debo entender que el regreso nunca es por su decisión sino por la mía. En cierto punto lo sabía, mas no lo admitía, me negaba a aceptar ser yo el problema. Me cuestionaba:
-¿Quién soy sin ellos? Mas no lograba responder.
-Soy solo un saco de carne y huesos. Un ser incomprendido no por un entorno sino por mí mismo. Me logro responder actualmente.
En mi mente cuestiono y respondo: ¿Vendrán?, No lo sé. ¿Se acoplarán?, A lo mejor. ¿Descubriré el camino?, Depende de mí. ¿Reiniciaré mi vida?, Me lo propongo. ¿Mantendré el equilibrio en mi vida?, Sí ¿Caeré en los mismos errores?, Volveré más fuerte que nunca.
Grito con lágrimas en los ojos:
-¡¿Volveré a ser yo mismo?!
Impacto contra el suelo de una caída del piso 12 del edificio donde vivía. A Final de cuentas, la cobardía siempre fue el fragmento de mí que nunca me abandonó.

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⏰ Última actualización: Sep 15, 2018 ⏰

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