Carta a la niña que fui...
¡Hola pequeña! te he observado y cuanto estas sufriendo. Ellos son muy malos contigo, los golpes en tu cuerpo y las lágrimas que caen de tus ojos lo reflejan. Sé que para ti es muy fácil callar y guardarte lo que sientes, no quieres dar más problemas, pero eso solo te lastimará más de lo que te imaginas, aunque también sé que si hablas, vendrán cosas peores.
Desearía que fueras fuerte, que tuvieras el valor para defenderte, ojalá que algún día decidas detener esa situación, me he dado cuenta de que hablas pero no eres escuchada, solo yo puedo escuchar cuando gritas pidiendo ayuda, detrás de esa dulce sonrisa, donde hay gran dolor y culpa.
Déjame decirte que todo lo que te está pasando no es por tu culpa, desafortunadamente fuiste una víctima perfecta para ellos, te tocó vivir eso y nunca sabrás porque.
Me encantaría acercarme a ti, abrazarte, limpiar tus lágrimas y decirte que vas a estar bien. Estas pasando por un infierno pero tienes que seguir adelante, pasara muchísimo tiempo para que tú puedas sentirte bien. Llorarás. Vas a caer muchas veces. Te sentirás menos que los demás. Vas a tener cicatrices en tu piel. Tus demonios te perseguirán. Todo ese dolor lo sentirás por mucho tiempo, pero después, lo superaras todo y serás muy fuerte. No tengas miedo de lo que está por venir, yo estaré cuidándote en cada momento, vas a sentirte sola pero yo estaré ahí.
No dejaré que me veas porque no te va a gustar darte cuenta en lo que te vas a convertir. Cuando toda esta lucha contra tus demonios internos acabe y hayas ganado, podré mostrarme frente a ti porque quiero que estés orgullosa, no quisiera darte otra decepción.
