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A la hora de la cena, estoy distraído a más no poder.

—¿Y cómo están Nam, Tae y Kook—pregunta mi padre.

—De maravilla —digo.

—Me parece que Namjoon está buscando novia —interviene mi madre.

Tiene gracia, mamá, porque en realidad, estoy tratando de evitar que Nam se ligue al chico que le gusta para que Lee Jaehwan no le cuente a todo el instituto que soy gay. ¿Te había mencionado ya que soy gay?

¿Cómo aborda la gente estos temas? Puede que todo fuera distinto si viviéramos en Nueva York, pero no sé.

En el colegio hay un par de chicos que han salido del armario, y la gente les hace la vida imposible, os lo aseguro. Nada de violencia física, pero la palabra «maricón» está a la orden del día. Debe de haber también unas cuantas chicas lesbianas y bisexuales, pero para ellas es distinto, creo yo. Más fácil, quizá. Si algo me ha enseñado Tumblr es que a los chicos les pone saber que una chica es lesbiana.

Ahora bien, supongo que también sucede a la inversa. Hay chicas como Sooyoung, mi prima, aficionadas a dibujar esbozos yaoi para publicarlos en internet.

También le gusta algo llamado fanfiction, algo que despertó mi curiosidad. El verano pasado busqué por varias páginas. Para echar un vistazo. No me lo podía creer. Harry Potter y Draco Malfoy montándoselo de mil maneras distintas en cada uno de los trasteros de Hogwarts. Encontré unos cuantos que no estaban mal escritos y me quedé leyendo toda la noche. Fueron dos semanas raras.

Durante el resto de la cena me encuentro un poco ausente. Estoy preocupadísimo. Y no solo porque Ken haya guardado los emails. También me preocupan los propios correos. Desde que Agust me preguntó por esa historia de las novias, me siento raro. ¿Y si me considera un farsante? Tengo la impresión de que él, cuando comprendió que era gay, dejó de salir con chicas y ya.

Supongo que me resultaba más fácil tener relaciones que no comportasen esas pequeñas humillaciones que a veces te toca soportar cuando te sientes atraído por alguien. O sea, me llevo bien con las chicas. No me importa besarlas. Salir con ellas me resultaba llevadero.

—¿Y qué me decís de Daniel F?—pregunta Jihyun al tiempo que se recoge un mechón de cabello detrás de la oreja.

—Vale, Daniel F es el tío bueno — dice Sooyoung. Mi madre y ella siempre utilizan la expresión «un regalo para la vista» cuando se refieren a esa clase de chicos.

—¿Lo decís en serio? —se escandaliza mi padre—. ¿El gay?

—Daniel no es gay —protesta Jihyun.

—Nene, es el hombre orquesta del orgullo gay. Es una llama eterna.

Todo mi cuerpo se crispa. Taehyung dijo una vez que prefería que la gente lo llamara gordo a la cara a tener que seguir sentado mientras unas chicas sueltan paridas sobre el peso de los demás. Me parece que estoy de acuerdo, la verdad. No hay nada peor que la humillación secreta de sentirte insultado por proximidad.

—Tío, vale ya —lo regaña Sooyoung. Y a mi padre no se le ocurre otra cosa que ponerse a cantar «Eternal flame» de The Bangles.

Nunca sé si mi padre dice esas cosas
porque las piensa de veras o solo para hacer rabiar a Sooyoung. O sea, si de verdad opina eso, casi prefiero saberlo. Aunque no haya modo de ignorarlo.

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La mesa del comedor también resulta ser problemática. No ha pasado una semana desde que tuvimos la conversación del chantaje, pero Ken me llama cuando me encamino a mi sitio con la bandeja en las manos.

Love, Jimin [Yoonmin]Where stories live. Discover now