Prólogo

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La planicie de viena, año 67 después de la invasión  

El lugar se encontraba plagado de algunos cuantos vivos, otros y en su gran mayoría cadáveres. Algunos degollados, otros solo eran sobras de los que quisieron alimentarse de sus cuerpos; gran parte contaban con señales de cortes y heridas de armas blancas, mientras que muy pocos eran los que habían muerto por algún truco sucio de un nékroma. El lugar apestaba a muerte y no tenía mucho de haber iniciado la batalla, el poder de la venganza hacía que las personas actuaran rápido, demostraba como su sed de poder se desbordaba entre ríos de un fino color carmesí, todo en  aquel campo de batalla, donde la pelea decisiva se llevaba a cabo.

Los vienamitas o humanos como anteriormente les hubiéramos llamados estaban dispuestos a jugar con los trucos más bajos, con el total de retomar sus tierras, las cuales no hacían muchas décadas les había sido arrebatados por los seres extraños que aparecieron de lo que parecía un cuento de hadas, aunque mucho más feos, crueles y sanguinario. Por ello a esas extrañas criaturas decidieron nombrarlas como la dimensión prohibida.

Allant el rey vienamita  observa como su gente caía sin piedad, como sus tropas morían, como su plan se volvía un fracaso...desenvaina sus cuchillas, las famosas cuchillas gemelas  eirini la cuchilla de titanio y rasenmäher  la cuchilla de wolframio. Comienza a correr dejando su posición junto a los arqueros y dragones, asesinado a todo aquel a su paso mientras se dirigía con el rey de las tropas enemigas; a la par un trueno el cual acompaña el grito de lucha de aquel feroz guerrero se refleja en el cielo. parecía como si la naturaleza supiera lo que se aproximaba, siendo asi como gotas de átkeno  comenzaban a brotar del cielo.

—¿Con qué fin asesinas a todo humano, con formas tan grotescas y sin ningún remordimiento?—

Cuestiono Allant al estar parado a lado de su mayor rival, el temido y sanguinario rey Zerigor el cual al escuchar aquella pregunta tan estupida sacó su espada del pecho del pobre elfo que se encontraba matando, de tal forma que con tal solo tirar le arrancó el corazón el cual se encontraba clavado en la punta de su espada aserrada la temida sfagí, y con una sonrisa perdida lo observó indiferente, mientras acercaba el corazón a sus labios dándole una mordida tal y como lo haría a una manzana. Allant observó brevemente el cuerpo del que era su capitán de infantería seguido con desagrado miro como aquella bestia masticaba el corazón con gran placer, empuño con rabias sus cuchillas y sin más lo atacó con su ataque inverso doble tratando de ir directo a yugular, a lo que Zerigor solo reía mientras bloqueaba con sus arma ambas cuchillas.

Así ambos quedaron en un combate de fuerzas intentando que uno cediera para si poder conectar un corte, por lo cual mientras ambos se veían cara a cara Zerigor prosiguió a responder la pregunta que había ignorado hasta el momento de una forma sencilla.

—Solo los mato por diversión, pues al final...—

Hizo una breve pausa y con una risa macabra terminó su respuesta a la par que daba una patada para alejar a su oponente.

—¡Este mundo ya es de los revenants!—.

El rey Allant ríe compasivo mientras se recupera de aquel retroceso imprevisto, pone su posición de lucha y con una mirada llena de rencor y odio solo articula una frase

—Muere mi bastardo hermano—

Eirini  se rodea de un humo plateado bastante denso mientras que polémou se rodea de ondas visibles de un tono amarillo, Zerigor roza su mano por los dientes de su espada la cual se torna de un color rojizo, de igual forma comienza a alargarse aún más hasta considerarse un espadón, mientras que de un lado un filo aparte del lado dentado aparece y así ambos se lanzan a batalla.

El chocar de las armas parecían el tronar del mar y los truenos, furiosos, estremecedores y de gran poder. Allant es el primero en poder consagrar un corte aunque solo superficial a su hermano el cual solo ríe sin sentido cediendo con su estrategia de cortes verticales y  esquivar, cambiando a danzar como usualmente lo hace cortando de forma violenta y agresiva, aunque sin mucha estrategia. Allant al ver como el modo de combate se vuelve más energético, da un salto apoyándose en la espada de su adversario tras un ataque que logró esquivar de forma realmente milagrosa, así conecta una patada en la cara de su oponente desconcentrando para que con sus cuchillas logre arrebatarle el espadón, lanzado las armas a una distancia considerable.

—Dejemos esto y ríndete, observa como la batalla a dado un giro, como mis sanadores reviven a mis tropas, como la sangre en el piso es de tu gente, como tu plan comienza a ceder con mi último recurso, del cual tu no cuentas con ninguno—

Zerigor observó cómo las palabra de su hermano eran ciertas, sus soldados caían mientras los de él se levantaban de la muerte por unos estupidos curanderos montados en absurdas bestias aladas, ¿desde que momento estaban ahí?, ¿porque simplemente nunca los vio? ¿acaso estaban escondidos?....eso ya no importaba, si su gente caía el haría más, mientras él viviera el mundo volvería a estar bajo su mando.

Estiró su cuerpo y flexionando levemente las rodillas dio un salto el cual lo dejó frente a su hermano el cual con una respuesta algo tardía recibió un golpe directo en el rostro de su adversario, sacándole sangre de la nariz tras romperle esta misma.

—Mientras yo exista tu viviras preocupado mi honorable rey de nada—.

Allant se limpió la sangre, y entre risas da un cabezazo el cual conecta a la perfección, seguido de dos golpes a rostro y abdomen, a los que Zerigor no logra esquivar por la conmoción obtenida del cabezazo, Allant intenta dar una patada hacia dentro a la cabeza logrando solamente que su hermano le detenga la pierna y lo lanza lejos cayendo al piso, y nuevamente con un salto va tras él, aterrizado justo encima de Allant.

Allant, retira la pierna de su hermano de su cabeza y con una patada la cual acierta se pone de pie, de esa forma logra conectar un combo mixto, su hermano queda casi noqueado y en un intento desesperado de su bota saca una daga con la cual mientras su rival se disponía a darle el último golpe logra hacerle un corte prominente en pómulo derecho, Allant retrocede llegando a justo a donde había lanzado sus armas, las toma con firmeza y sin ninguna duda hace su tecnica mas peligrosa pues tanto él podía llegar a sufrir daño pero no le interesaba.

—Vucub-Hunahpú—

Allant comienza a dar cortes en varias direcciones asemejándose a una antigua danza ritual creando así una onda devastadora la cual al estar su hermano aun confundido no tiene tiempo de actuar por lo cual los poderes de las armas más la magnitud de la onda chocan directamente en su hermano el cual solo ríe a carcajadas tras el impacto.

Allant el cual cuenta con varios cortes en el cuerpo camina hasta donde su hermano está tirado, enterrando a eirini  en la palma de la mano de su hermano el cual sólo logra articular de forma forzada las palabras de su derrota.

— En lo que yo me recupero deberás tener cuidado de mi heredero, el cual tiene el triple de poder de ambos y está decidido a cumplir lo que su padre no podrá—.

Tos con sangre brota de la boca de Zerigor observa como las  gotas de átkeno caen en su rostro y a la vez pequeños rayos de luz brotan entre las nubes. Allant, ignora las palabras de su hermano pue si era necesario quemaría a cualquier infante nacido entre los últimos tres años.

—Te mande las cenizas de tu hijo, pues a ti te sellare en tu putrefacta dimensión para siempre—.

Coloco la otra cuchilla faltante sobre la que hacía enterrada en la mano de su  hermano convirtiéndose en una alabarda y en un susurro dijo la palabra clave del sellado.

Un vórtice apareció de la nada tomando todos los pertenecientes al reinado de Zerigor llevándolos a la dimensión oscura, mientras el rey era succionado junto a sus súbditos, se distinguió su última amenaza la cual prometía su regreso. Allant callo al piso sin fuerza, sus curanderos corren, hasta el para poder así auxiliarlo, mientras está en el piso logra observar los rayos de sol, los cuales jamas habia visto y con una sonrisa da el grito de victoria alzando su alabarda, así es como todos sus soldados festejan el ganar de la guerra.

VIENA: a kingdom of peace and bloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora