Estefania se dirigio a la casa de Andrès al terminar las clases como le habian encomendado, llego hasta un edificio pequeño de dos pisos con varias habitaciones, se dirigiò a la 203, la de Andrès, suspiro antes de timbrar lamentandose por tener que hacer mandados inutiles, cuando extendio la mano una voz la interrumpio
— ¿Necesitas algo de el que vive alli? Salio hace poco, no hay nadie — Giro para ver quien le hablaba, un muchacho mas alto que ella, de pelo largo y gafas negras mirando al suelo mientras introducia una llave en la habitacion 202
— Ya veo, en ese caso, ¿podria encomendarte que le entreges esto? — Y extendio sus manos mostrando el monton de papeles y libros, el muchacho la miro fijamente, el brillo de sus gafas se retiro mostrando sus pupilas, se podia ver lo balanco de su ojo bajo su iris, con unos toques rojos que mostraban su cansancio, Su nariz filosa apunto directamente a ella, su cara, no era de apariencia disgustante, aun asi inspiraba terror, intimidacion.
— No, no quiero — dijo rotundamente, Estefania encogio los hombros y segundos despues de estar temblando se armo de valor;
— ¿Eres de esos que no pueden hacer ni un favor por los demas?, eres su vecino, ¿no es asi?, el debe estar disgustado de tener alguien asi cerca...— ella tambien se dispuso a mostrar su blanco ojo bajo su iris, rabia pura.
— ¿Èl? ¿Andrès? Claro que lo esta, yo tambien por supuesto, entra y toma lo que quiere cuando quiere, luego lo deja botado por ahi, ¡honestamente es un fastidio!— Estefania no comprendia que estaba diciendo, pero sin tiempo para pensarlo, Andrès aparecio por las escaleras
— ¡Hasta que llegaste! Necesito esos libros de ejercicios resueltos para mañana y no los encuentro desde ayer, ¡espero que no los hallas tomado tu!—
— Claro que los tome, que mas iba a hacer con este aburrimiento, olvidaste pagar las facturas de mi habitacion y no tengo luz, el internet no llega solo, ¿¡sabes!?— "¿¡De que stan hablando estos dos!?" Penso Estefania
Andrès le lanzo los libros al muchacho mientras inspeccionaba con la mirada a Estefania, parecia un poco confundido, no la miraba a los ojos, parecia no conocerla
— Andrès, la profesora me pidio que te entregara esto — Mostrando discgusto en su cara
— Gracias, puedes irte ahora — dijo Andrès de forma prepotente mientras Estefania se grababa en la mente "estos dos son un asco de personas, ¿¡donde esta su agradecimiento o su decencia!?" una vez bajo las escaleras ambos hombres abrieron sus respectivas puertas
— ¿Quien era? — Pregunto el mayor
— Ni idea, intente buscar pistas en ella para saber eso pero no entendi hasta que me dio los libros, debe ser alguien de mi curso — Dijo timidamente el otro aunque mostrando autoridad
— Andrès, ¿si no recuerdas a tus compañeros de curso como es que vas a hacer amigos? Ademas, con tu fastidiosa forma de ser, ¿no es mas complicado aun? Estoy preocupado aunque no lo parezca, que le dire a nuestros padres, idiota.
— Callate, hermano — despues de esas palabras, ambos entraron a sus habitaciones, Andrès ya con luz y su hermano ya con sus libros, para toparse con la sorpresa de que sus ejercicios ya estaban todos resuelos
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Lo Feliz de la soledad
Teen FictionEs un relato ficcional inspirado en mi experiencia con la deprecion, no pretendo dar ayuda o consejos, tampoco hacer que comprendan el sentimiento de esta condicion, solo es un compilado de experiencias y anecdotas con un toque ficticio