Ambos llevan una relación a escondidas.
No por vergüenza, no por prejuicios.
Sino porque Lee, ya tiene novia y Gaara lo sabe. Finge no tener interés, miente al decir que no le duele al ver como él se levanta de la cama para ir a los brazos de su amada; porque Gaara desea ser esa persona a la que le susurre un «te amo».
¿Pero que puede hacer? Nada, porque a pesar que Lee sabe de sus sentimientos, no dice ni una palabra, porque así es más fácil, más práctico.
Pero el decir: «no me importa» no significa que no duela, porque a pesar de que muchas personas no lo piensen; Gaara es humano, siente, sufre y ama.
Pero es más fácil callar todos esos pensamientos fatalistas con un beso, con un desliz que no puede durar más de tres horas. Lee es comprensivo y gentil con él, lo cual hace mucho más difícil decirle el imbécil que es al jugar con dos personas a la vez. Pero Gaara no será quién se lo diga, porque esta seguro que él lo sabe perfectamente.
Esta seguro por la forma en la que se niega a besarlo en los labios cada vez que tienen sexo, solo se aferra a su cintura y respira pesadamente sobre su frente, descargando todas sus frustraciones dentro de su cuerpo. Porque Gaara solo es algo pasajero, una cosa que no debería pasar, sin embargo ahí estan, desnudos y jadeantes.
Solo puede lanzar un suspiró en la soledad de su habitación, mirando por la ventana como la noche va cayendo y con eso, Lee vuelve a irse. No hay palabras, ni una despedida.
En eso solo puede pensar en lo tonto que fue al acceder a esta relación tan torcida, porque ellos no son nada, literalmente nada. Su amistad no existe, no más. Pero tampoco pueden ser algo más apesar de lo mucho que se desean.
¿En que momento decidió que un poco, era mejor?
Porque recibía unas migas de amor falso, pero con eso pudo ser feliz, por lo menos un tiempo.
―Lee. ―le llamó con voz seca, nerviosa.
Él volteó su mirada hacía Gaara y esperó a que continuara.
―Tal vez deberíamos dejar de vernos... ―no se atrevió a mirarlo a los ojos porque estaba seguro que se rompería y era lo que menos deseaba, mostrar su fragilidad.
―Oh, bien. ―no hubo titubeos ni lágrimas de su parte, solo esa sonrisa que conocía de años, esa que tanto adoro pero que ahora le daba una horrible sensación en el estomago de rabia.
Era el sentimiento del desamor que brotaba en su interior.
Y solo cuándo escucho la puerta ser cerrada se permitió llorar. Lloró al darse cuenta que en realidad nunca había significado nada para Lee, que él jamás lo iba a preferir por encima de Sakura. Esa sonrisa tan brillante que le dedicaba a ella, jamás sería para él. Nunca podría despertar a su lado, ni verlo dormir plácidamente entre sus brazos. Jamás sería suyo.
Porque ella era mejor, en cada sentido. Ella era mejor a los ojos de Lee y Gaara jamás podría competir contra eso.
Y lloró al darse cuenta que simplemente era el amante.