‹‹Mierda, la señal todavía no... llega›› fue la frase que pasó por la cabeza de Hernán Cárdenas cuando levantaba la mirada después de echarle un vistazo a su celular. Justo antes de terminar, creyó ver una extraña figura cinco metros más adelante.
Como era acordado cada viernes, se dirigía a la casa de Victoria Larraín a fumar marihuana, ver películas y conversar. Se trataba de un panorama agradable, sin embargo la larga caminata —al menos para su percepción— hasta la casa de su amiga, que para su mala suerte estaba al final de una calle, siempre lo ponía nervioso. Y tenía sus razones: a pesar de estar ubicada en un sector medianamente acomodado de Chiguayante, la calle Graham Bell es muy oscura y nada impide que algún delincuente abuse de la poca luminosidad para asaltar a algún descuidado. Y esa noche él parecía uno.
Caminaba solo, a paso rápido, mirando hacia todos lados y con los audífonos colgando del cuello para evitar ser tomado por sorpresa. Era una caminata larga más. Nunca había pasado nada, y la idea de que no tenía por qué pasar justo esa noche lo calmaba. No obstante, un par de detalles lo incomodaban más de lo normal. Esta vez salió más tarde de su casa, su celular no captaba señal hacía dos días, la calle estaba completamente vacía y con menos autos de lo habitual estacionados fuera de las casas... ni siquiera estaban los perros que solían ladrarle en el camino, advirtiendo de su presencia a cualquiera que estuviese por ahí... como al eventual ladrón al que tanto le temía, por ejemplo.
Desde mitad de camino intentó avisarle a Victoria que estaba a punto de llegar, pero la señal seguía sin aparecer. La calle era completo silencio y solo la música que aún salía de sus audífonos lo acompañaba. Pero tuvo que apagarla.
En cada revisión de su celular, los nervios aumentaban y los niveles de concentración se dirigían hacia su audición. La música lo distraía de cualquier ruido que pudiese ser una señal de que lo estaban siguiendo, sin embargo, lo más aterrador de esa calle estaba justo frente a él.
Después de apagar la música, vio por enésima vez que la señal no llegaba y se quejó mientras levantaba la mirada. Entonces, cuando su cabeza iba en medio de ese trayecto, creyó ver una oscura figura esférica frente a él. Lucía perfecta, pero su aspecto lúgubre era muy inquietante.
La visión lo hizo titubear, pero su cabeza en cuestión de segundos terminó por resolver que solo se trataba de un basurero caído en medio de la calle al cual podía verle la parte superior abierta. Era como una gran boca que daba a un abismo, un fondo inquietante que, dada la oscuridad del lugar, parecía desaparecer hasta el último haz de luz en su infinito. Pero... ¿qué hace un basurero vacío tirado afuera de una casa a altas horas de la noche? No tenía idea, pero tampoco le importaba.
Aunque su pulso se elevó un poco, siguió caminando. No despegó la mirada de la negra figura y, pasos más adelante, notó que lo que creía era un basurero no parecía tener una base que se alargase hacia atrás como se esperaría. De hecho, no importaba la perspectiva, la visión seguía siendo la misma: una esfera negra, perfectamente lisa y que, a pesar de su estructura, no reflejaba luz alguna. Le parecía extraña, muy extraña, pero no se veía como una amenaza y siguió caminando, acelerando un poco el paso para llegar luego donde Victoria.
Un sonido metálico en el vacío de la noche lo hizo dar un salto acompañado de un gemido silencioso, pero cuando giró la cabeza, notó que solo se trataba de una joven más o menos de su misma edad que estaba saliendo de su casa y había abierto la reja de la entrada. Quizás se dirigía a una fiesta o una cita, pero daba igual, esa noche nunca llegaría a su destino. Hernán se llevó una mano al pecho con disimulo, el susto lo había descolocado y la chica lo miró desconcertada. "¿Qué le pasa a este tipo?" debe de haber pensado, y siguió su camino. Él, aún asustado, también lo hizo, pero un grito ensordecedor que de inmediato fue apagado lo hizo voltear.
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La esfera negra.
HorrorComo autor, me encantaría hacerles una sinopsis de esta historia e introducirlos al misterio que azotó la calle Graham Bell una noche... pero no puedo. El horror que vivieron los vecinos del lugar y, por sobre todo, Hernán Cárdenas, es imposible de...