I

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—¡Ay, por favor! —masculla Loki, bajando las escaleras a la par de su hermano mayor. Ha estado persiguiéndolo durante las últimas dos horas, aproximadamente, y ni caso de parte de Stephen— ¡Al menos podrías fingir que lo intentas!

—Oh, estoy fingiendo muy bien. Mira lo mucho que me importa, Loki. No se me ocurren dos cosas que me importen más que tu estúpido novio y sus patéticos intentos por cortejarte. —le dice él, sin siquiera voltear a verlo.

—No es mi novio. —repone Loki, poniéndosele enfrente.

—Mejor. —ambos se cruzan de brazos, y Loki ni siquiera intenta ocultar su molestia.

—¿Sabes por qué no? ¡Porque cada maldita vez que me habla, apareces tú y tu capita caprichosa a jodernos la tarde! —le reclama Loki, evidentemente molesto. Stephen solamente rueda los ojos.

—Loki, te mereces algo mejor que él. ¡Ya te dije! ¡Se viste como un indigente y es el ser más tonto que he conocido en mucho tiempo!

—Tengo que reconocer —murmura él— que Thor no es la persona más lista del mundo, pero ¡es un rey! ¡Y me trata como uno! ¿Qué más quiero?

—Alguien con un mayor coeficiente intelectual que 10 estaría perfecto. —Stephen obviamente no está contento con la idea de que su adorado hermanito, con quien custodia en Santuario de Nueva York, ande por ahí paseándose con un aparente vikingo salvaje que apenas sabe hablar sin eructar. Aún se sigue preguntando cómo Loki, de entre toda la gente, se acabó enamorando de un cabeza de garbanzo como Thor Odinson.

Loki, un par de años menos que él, no se había despegado de su lado ni aún después de su accidente, también perdiendo todo en el intento infructuoso de recuperar sus manos; ni cuando cometió la locura de irse al Kamar Taj y cuando se quedaron dos horas como idiotas tocando la puerta en espera de que se abriera.

Quizá por eso (y por la obviedad de que era su hermano menor. Adoptado, pero hermano menor después de todo) era tan desquiciantemente sobreprotector con él.

—Yo no te dije nada cuando trajiste al imbécil de Ross aquí. Al menos dame la oportunidad. —reclamó Loki, y Stephen se hizo el ofendido.

—Everett es todo menos idiota. —repuso, y su hermano enarcó una ceja en su dirección.

—Pero te odia.

—Es probable. —admite— Pero en el fondo me ama. Yo lo sé, y él también.

—Como gustes. ¿Ya me vas a regresar a Thor? —le pregunta, completamente hastiado. Stephen, a regañadientes, se voltea para abrir un portal a una considerable distancia del suelo, de donde cae Thor con un golpe seco y un deshecho ramo de flores.

—¡Estuve cayendo por tres horas! —lloriquea Thor, y se levanta, sacudiéndose la ropa y el cabello de pétalos y hojas.— Eran para ti. —le dice a Loki, completamente apenado. Éste sonríe, y cuando está a punto de recibirlas, su hermano las hace desaparecer de sus manos.

Loki le dedica una mirada furibunda, pero se voltea a Thor, y le dedica una leve sonrisa.

—Eran lindas. Gracias por el detalle, de todos modos. ¿Te acompaño a la salida? Dudo que quieras permanecer aquí por más tiempo. —esto es claramente una indirecta para su hermano, quien rueda los ojos y balancea su peso entre sus pies mientras se cruza de brazos.

—No me importaría si tú me dejas. —le sonríe de vuelta, y si Loki no fuera así de estoico, seguramente se habría sonrojado.

—Pero no lo hace. Ya vete, antes de que te arroje por otro portal a la Antártida. —reclama Stephen.

—Tú ni siquiera conoces la Antártida.

—Entonces a la India, o a donde se me ocurra. El punto es que se vaya.

Loki acompaña a Thor hasta la puerta y, tras sonreírse como tontos por otros 5 minutos, Thor besa la mano de Loki, y se va.

Stephen sigue tan molesto como el momento en que llegó, aunque claramente más aliviado.

Tal vez, cortarle su cabello de elote y dejarlo calvo no sería tan mala idea.

Hey, Brother »Thorki AU«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora