[I]

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~10 años~

—Yoongi, ¿Por qué no entras a algún taller de la escuela? —pregunta la profesora de su salón con una expresión preocupada.

El chico frente a ella frunce con suavidad su ceño, pero se dedica a simplemente negar con su cabeza.

La mujer suspira.

—¿Puedes al menos responderme porque no?

Min no cambia su expresión, solo baja su mirada con disgusto.

Desde siempre Yoongi había sido un niño silencioso y tranquilo. Su madre comentaba con gracia que era así desde que nació; que siendo un bebé solo lloraba cuando tenia hambre o necesitaba un cambio de pañal.

A sus diez años era un niño que solo hablaba cuando la situación lo ameritaba: en la escuela decir presente, responder si se le preguntaba algo directamente. Introvertido, le decían los profesores, asocial, suspiraba el psicólogo de la escuela, el niño raro, se burlaban sus compañeros.

Pero, en realidad Yoongi solo no quería hablar.

Personalmente los niños de su edad le parecían zopencos de primera, siempre queriendo llamar la atención, buscando ser un buen omega para llamar la atención de un alfa.

Basuras, según Yoon,

En la escuela los profesores en cambio no eran malos, pero siempre le pedían ser como todos los otros tontos que tenia por compañeros. Que hablara más, que sonriera más, aludiendo a que su madre quedaría como una mala madre si es se veía tan... triste.

El pequeño Min se enojaba un poco por eso, no le gustaba que metieran a su madre en esos temas. Ella era una buena y amorosa mujer, la heroína de su cuento, ¡Él era feliz!, pero no debía sonreír a otros para que lo supieran, su felicidad era suya, ¿no?

Sus sonrisas eran para su madre, quien no le obligaba a hablar, quien lo dejaba estar callado si así lo deseaba. Ella no le obligaba a nada, ella le hacia feliz, ella podía ver su felicidad.

Levanta su mirada y observa a la profesora frente a él, una persona más del montón, tan aburrida, tan... perfecta para la sociedad.

—No me caen bien —responde finalmente, su voz es baja y la mujer se agacha un poco.

—¿Cómo? —pregunta, aunque si escuchó la respuesta. Solo que... es rara, y le gustaría que fuese otra.

—No me caen bien —repite Yoon.

Los ojos de la mujer se abren un poco, pero luego intenta volver a la expresión amorosa y calmada.

Una omega tan perfecta, piensa Min.

—Quizás aun no los conoces bien, Yoon —intenta convencerle, pero este solo se encoge de hombros.

—Son todos unos imbéciles.

La expresión de su profesora le deja claro a Yoongi que dijo algo malo, pero, en vez de disgustarle siente cierto gusto burbujeante en su estómago.

—Yoongi, un buen omega no debe hablar así —expresa con cierta advertencia en su voz que solo logra que Min se regocije un poco más dentro de sí—, tu madre estaría muy triste si te escucha hablar así.

Oh... bueno, la mágica sensación se larga.

El niño siente que ya no debe decir nada, y se reprende dentro de si del porque piensa cosas tan bobas, del porque habló con esa mujer.

Frunce su nariz, nuevamente disgustado con la imagen de la mujer.

—Lo siento —masculla a regañadientes.

La mirada de ella se suaviza nuevamente, cosa que hace sentirse a Yoongi más disgustado.

Debería ser como ella, piensa, aunque... algo suena mal ahí, incorrecto. Medita y descubre que la mejor pregunta era, ¿Por qué no quiero ser como ella?, todos sus compañeros tenían ese deseo, ser un falso intento de ser honestidad, ternura y empatía. Sabiduría y belleza, compasión.

Todos querían ser un buen omega, pero... ugh, eran tan aburridos.

Su maestra vuelve a hablar y el ya no la escucha, pero asiente y vuelve a repetir que lo lamenta, porque a final de cuentas es un tierno omega.

Ella le deja ir y él se va rápido a su casa pensando el porque tuvo que ser un aburrido omega.

Las reglas de un buen omega
[YoonSeok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora