Una casa destruida, botellas rotas en el suelo y una asesina sentada en su sofá antiguo y mal tratado. Sostenía una botella de Vodka en su mano izquierda y un cigarrillo en la derecha. La habitación era cubierta por una luz tenue de un tono amarillento y titilante el cual la sumergían en sus recuerdos de lo más profundo de su mente. Rememoraba aquellos días donde convivía con sus padres y sentía el cariño de los mismos. También podía recordar a la perfección el calor del calefactor grande ubicado en la sala, donde también habían sillones y cuadros familiares junto con otros elementos de decoración. Los recuerdos de su infancia era lo único que ella podía rememorar medianamente a la perfección, ellos no la dejaban indagar mucho más en su cabeza. Su mente es como un rompecabezas con piezas perdidas, escondidas dentro de puertas ubicadas en un mundo extenso dentro de su cerebro.
Tomó un trago largo de su bebida blanca. La lágrimas comenzaban a formarse en su ojos negros y ojerosos.
─Me llevaron a quedarme sola.
El murmullo, las voces y los gritos eran incomprensibles dentro de la asesina.
─¡Hablen uno a la vez!
Gritó. Miró hacia su derecha y allí se encontraba.
Ojos blancos llenos de venas.
─¿Me extrañaste? Idiota. Inútil. Inservible. Sin mi no eres nadie. Te llevamos a tu destino, no sirves para algo más que para matar y servirnos a nosotros.
La muerta sonrió. Mostraba autoridad mediante sus dientes filosos.
─No te tengo miedo Nyx. Lo sabes ¿verdad?
Respondió. Luego tomó aún más de su botella, su mirada se perdía en el suelo y la sangre derramada de ahí.
─¿Ah, no? ¿Segura, Lilith?
Se re lamió los labios y fijó su mirada en la asesina. Lilith era un simple papel al lado de Nyx y una simple marioneta para sus juegos.
La tomó de los brazos y la empujó contra una pared que tenía pegadas varias fotos viejas las cuales se despegaron por el mismo impacto. Luego le golpeó repetidas veces su cabeza contra la misma provocándole sangrado. La tomó del cabello y pegó su rostro fuertemente contra las fotos.
─Nadie de ellos está contigo ahora. Te abandonaron. No te quieren. No sirves ni para ellos. Deja de tratar de librarte de mí, te ves estúpida. Somos lo único que tienes. Ahora, sé buena niña y obedéceme.
...
Acostada en el sofá deteriorado. Mirando la luz tenue titilante junto su vodka en mano. Miró a su al rededor, no había nada fuera de lo común. Las fotos estaban pegadas a la perfección y se encontraba sola, completamente sola en una casa en ruinas. Victima de su mente, su imaginación, sus voces, sus traumas, su sed de sangre.