Poder conocer la sensación de estar en la tierra, es muy exquisita. Es de noche, no sé todavía donde o en dónde voy a pasar la noche. Así que estoy caminando sin algún sitio que ir.
Puedo sentir el aire pasar por mi silueta, es frío pero satisfactorio, a la vez. Tengo una sonrisa de lado a lado que muestra mis dientes. Me imagino cuán orgulloso estaría mi padre de mi por estar dónde estoy.
Me encuentro en la ciudad de Masachusset, ya que no es el lugar en que alguien como yo iría; todos se fueron a Los Angeles, Las Vegas y New York, sí, muy predecibles, sólo quieren saciar sus necedades; yo por el contrario, quiero experimentar y hacer otras cosas, que fue por lo que vine realmente.
Escucho el zumbido de alguna música por lo lejos, mi siguiente destino será ese, quiero creer que es un bar o algo así.
Cuando estoy a pasos del lugar, veo que es una fiesta, como un bar, me acerco al lugar para beber algo nuevo. Entro sin que nadie se de cuenta y me gusta, por que eso me hace recordar el por que estoy aquí. Voy a la barra y pido un trago, me lo entregan y me giro en mi silla para observar el lugar.
Hay muchas personas, bebiendo, bailando -frotándose, casi-. En eso veo a una chica, debo decir que no es para nada fea, me pregunto que tipo de cosas hacen aquí, ella no es tan alta, tiene el cabello café y sus ojos parecen ser color verdes, su piel se me antoja suave. Tiene un vestido negro acomplandose a su fisonomía. Parece una chica común, pero también algo la hace diferente, pero... ¿Qué es? Siente mi mirada, que por un segundo observa a su al rededor pasa por mi mirada y se va tan rápido como vino, pero vuelve, sin ningún disimulo levanto mi vaso de vidrio, que esta por terminar, hacía ella y le dedico una sonrisa. Es agradable, me inspira tal vez confianza.
Es hora de irme, antes de que pase algo por aquí -antes de que ella o alguna chica se acerqué-, tomo lo ultimo que quedaba de mi alcohol y después me marcho.
Llegó a una calle, que parece no tener fin, es super larga, está misma me separa del bosque que logro mirar, escucho unos ruidos, pero no le tomó importancia, sigo caminando. Avanzó tres pasos y eso también, así que me atreví a decir:- Muestrate, ¿o quieres que vaya por ti?
Nadie responde
-Mira que yo no tengo problemas en ir a por ti, solo quiero ser amable, es mi primer día hoy.
Nada de nada, nadita.
Hasta que escucho un ruido de las plantas siendo movidas y de aquellas hoja siendo pisadas. Cuando lo veo...
-sili quiri sir imibli- repite mis palabras - amable, mis huevos, seguro después de que saliera lo ibas a matar.- finaliza mi amigo Axel.
- Siendo tú, pensé que ibas a tardar más en llegar, veo que no.
-Me demoré por que Dilene me hablo, por unos asuntos pendiente que teníamos.- hace una pausa para poner su sonrisa de lado a lado- si no ya estuviera aquí contigo desde que tu saliste.
-¿Cómo me encontraste?- pregunto, por que tengo curiosidad.
-Es fácil dar contigo, recuerdas somos mejores amigos de toda la vida.
-Seguro. Mejor vamos a buscar dónde dormir.
-Ya tengo uno, Nix. Lo tengo todo controlado, bro.
(...)
Hemos llegado al dichoso lugar, parece ser uno de los mejores y es más que obvio que iba a ser así.
Es una casa, de dos pisos y la planta baja, es espaciosa, contiene una cocina, comedor, sala, un baño, una recamara y un cuarto de lavado.
-¿Qué hiciste para conseguir todo esto en tampoco tiempo?
-Estaba esperando tu pregunta, tardaste al rededor de treinta minutos.- hace un ademán de ver su muñeca, la cual no hay nada- Tengo contactos, ya sabes.
Supongo que lo busco por aquella fuente que se llama Google.
En mi mundo no utilizamos Internet, no hay; sin embargo, hay libros de todo tipo, puedes encontrar en cada esquina una librería, pero solo una librería contiene libros muy poderosos, que nos podrían matar. Por eso está muy vigilada
Me dirijo a los peldaños para subir a lo que sería el piso de arriba. Esta oscuro, voy hacia la derecha al ultimo cuarto para dormir ahí.
Me e quitado ya todo y me e quedado en bóxer, me digo a mi mismo que ya es hora de cerrar los ojos y dejarme llevar, pero lo que viene a mi mente es ella, tan hermosa como kledles[1].
Así que lo hago, cierro mis ojos y me dejo ir, con ese último pensamiento.