—Esto es increíble— expresó Kwan mirándome con decepción. Me abstuve de rodar los ojos porque cada movimiento que hacia provocaba punzadas en mis sienes.
Esto era lo que odiaba de la diversión. Siempre había repercusiones.
—Habla más bajo, me estalla la cabeza.— Puse los lentes de sol sobre mis ojos, ya que se negó a cerrar las cortinas de mi departamento y justo ahora necesitaba oscuridad. Sentía mis retinas derretirse ante el brillante sol. Que poca consideración de su parte.
Podía recordar casi toda la noche, pero el cómo había llegado hasta aquí seguía siendo un enigma, lo que indicaba el alto grado de ebriedad que alcance, por ende, la diversión había sobrepasado sus límites.
Me incliné lentamente hacia la mesita de centro donde mi manager dejo un vaso lleno de agua y a su lado dos aspirinas. Me cuidaba tan bien.
—Yo quiero estallarte la cabeza.
—¡Oye!— dije alzando la vista de golpe hacia él. Me arrepentí medio segundo después al sentir como un taladro atravesaba mis córneas. —Eso fue muy agresivo de tu parte, Kwan.
Puse las dos pastillas en mi lengua y bebí de un golpe el líquido sintiendo como este apaciguaba el ardor en mi garganta. Esto sí que era refrescante.
—¿No te das cuenta de la magnitud de tus acciones?— Se pasó la mano por la cara y empezó a caminar de un lado a otro. Cerré los ojos cuando seguirlo con la vista se volvió aburrido y en su lugar recargué mi cabeza en los cómodos cojines de mi sofá.
—No es para tanto— murmuré. Solo quería que se fuera y me dejase dormir por unas cuantas horas más. Necesitaba un sueño reparador y el no hacía más que irritarme.
—¿Ah, no?— Escuche su voz más cerca y entreabrí los ojos encontrándolo a tan solo un paso de mí. Por la expresión de su rostro uno podía decir que tenía un palo en el culo. —¿Quieres que te enumere todos los destrozos que ocasionaste anoche?
—No— conteste rápidamente.
—Destruiste dos matrimonios— dijo haciendo caso omiso de mi orden. —El hijo del conductor del mejor programa de televisión está en el hospital por una intoxicación etílica y para rematar tu perfecta noche, todo Los Ángeles te vio corriendo y gritando los trapos sucios del alcalde a los cuatro vientos mientras te desnudabas.
Levante una mano haciendo que cerrara la boca. Tenía mis razones para todo lo que había dicho.
—En primera, no obligue a ninguno de los dos acostarse conmigo anoche— me excuse. Era la verdad, ellos fueron los que se me acercaron y, ¿quién en su sano juicio le diría que no a semejantes actores?
—Al mismo tiempo.— Puso sus manos sobre sus caderas dejando en claro su indignación.
Le faltaba crecer tanto.
—No lo rechaces hasta que lo pruebes.— No pude evitar sonreír al recordar lo bien que la había pasado la noche anterior. Nunca antes había sido atendida por dos hombres a la vez, pero después de ayer tenía que volver a intentarlo. El rostro cabreado de mi manager me trajo de vuelta al presente y me acorde de que estaba excusándome por mis acciones. Proseguí: –En segunda, el mocoso se me pego como sanguijuela para que lo llevara al reventón de West.
Puso una falsa expresión de entendimiento en su rostro. Odiaba que hiciera eso.
—Así que decidiste llevar a un niño de quince años a la fiesta de la familia más escandalosa de Hollywood solo porque te estaba molestando. Muy razonable.
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¿Podrías amarme? (Suga)| 1
FanfictionZoe Elliot, una actriz en asenso, no se preocupa por nadie mas que por si misma y tras un fuerte escándalo causado por su ebriedad, su manager la envía a Corea para que así se aleje de los reflectores y pueda solucionar los destrozos que ocasiono a...