Era un día normal como cualquier otro. Fui a la escuela, charle con mis amigos de las tonterías de siempre. Mis odios quisieron sangrar otra vez por la sarta de estupideces que decían mis compañeros. Y volví caminando a mi casa como siempre.
Pero algo era extraño no había nadie en la calle, a pesar que era ya mediodía, ni siquiera un auto cruzaba la calle.
-¿Estará jugando la selección y no me he enterado?-me pregunte para mi mismo
Despreocupado cruce la calle sin mirar. En la mitad del asfalto note como una pluma blanca caía, la agarre con mi mano y la contemple por un momento. (Que estúpido fui si tan solo la hubiese dejado caer o seguir caminando). De repente escuche un bocinazo y rápidamente me di vuelta. Lo único que llegue a ver fue una pluma negra que me tapaba la vista y luego la oscuridad total.
Desperté con la vista borrosa y los oídos chillando. Estaba tumbado en una superficie fría y metálica. Sentía como el fuerte viento me daba en todo el cuerpo. El sol me dejaba casi ciego..Intente levantarme, pero fue inútil, mis brazos no respondían.
¿Qué encontraste hoy? -Dijo una voz metálica que provenía desde adelante mío.
Mire hacia adelante y no podía creerle a mis ojos. Para describirlo de la manera más sencilla hare lo siguiente. Imaginen a la chica de secundaria más linda que jamás hayan visto. (¿Listo? ¡Bien!). Ahora tápenla con tan solo con un suave vestido blanco de seda el cual solamente cubre desde el pecho hasta los muslos. (¡Y ahora viene lo raro!). Córtenle el pelo hasta que llegue al mentón y píntenlo de un rubio cobrizo. (¡Y la frutilla del postre!). Pónganle alas. Alas del tamaño de su cuerpo, blanco como una nube y tan bello como una rosa blanca en medio de rosas rojas. Quise hablarle pero sus alas no dejaban de sorprenderme y distraerme.
- Uno bueno, Scott - Le respondio "el angel" a la voz metalica acercando su muñeca a su boca.
- Despiertalo, ya falta poco - Le ordeno Scott al "angel"
- ¡OKI! - Contesto "el angel" en tono infantil mientras daba media vuelta sobre si misma. Esto permitio que nuestros ojos se encontraran. Logrando que yo pudiera apreciar sus oscuros ojos rojos y ella mis claros ojos marrones. Nos sonrojamos al mismo tiempo
- ¡Qué bueno que ya este despierto, Amo! - Exclamo rapidamente ella como queriendo evitar la verguenza.
- ¿Amo?¿Quíen eres?¿Dónde estoy? - Pregunte muy confundido
- ¡Ah!¡Bienvenido a el Castillo de Plumas ! - Respondio ella señalando hacia adelante.