Caín

1.4K 24 6
                                    

Caín, flotando entre nubes de asfalto leí tu nombre, era suave y amargo, como la plegaria de un cántico que se enciende en los días para llegar a la noche; en un secreto, silenciador constante que viaja perdido e insaciable en el desvelo de mi voz. Caín, besé tu frente, tu mejilla, tu boca y no te he traicionado por ello; antes bien, te sumergí en mis sueños incrustados en pena, mientras yo bebía tu veneno, tan amargo... Amargo como Caín, Caín... Ese que ignora mi beso, ese que voltea su rostro, ese que levanta su arma y dispara en mi pecho.

Cortando una vida en el asfalto te encontré, Caín, y en tu mirada opacada descubrí el odio, esa fuerza que me ordena arrastrarme y envolverme contigo; en un baile Caín, uno de esos que no tienen fin, si, esos donde los pies duelen y los zapatos molestan. Caín, tu sabes que besé el asfalto pisado por tus pies, sabes que enmarqué tus pasos y los seguí siendo tu sombra, Caín, esa que negaba a su carne de barro, a su sangre de lluvia y a sus huesos de palo.

No sería eterno Caín, lo sabía, siempre lo supe, aun antes que el mundo explotara en mil pecados, y yo me perdiera en él. Y deseé con todas mis fuerzas llevarte conmigo, amado Caín, en lo dulce y hermoso del asfalto, ese que me reveló a tu cuerpo frio y sonriente. A veces, las sombras también traicionan, Caín, aunque sus almas se deformen por ello, y el corazón se les agriete en falta de un sentimiento.

Llevarte conmigo fue un alivio, Caín, aun que no estabas a mi lado, tú estabas conmigo, sentía tu esencia en el suelo de piedra, sentía tu voz llamarme a través de ella; y fui dichoso Caín, aunque solo fueras la ilusión en una imagen ante mis ojos, la imagen de un recuerdo que hoy se torna ajeno. Aun así... estabas allí, eso era lo importante: tú también te arrastrabas a mi lado, en las nubes de asfalto, por encima de todos, sin tocar el cielo.

Abel.

Norma G. Donaire E.

CaínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora