Molly Weasley II
La mayor de las hijas de Percy, tomó su bolso y su escoba. Como era usual le encantaba volar por los cielos. Daba vueltas, subía y bajaba rápidamente. Poco a poco se fue alejando de su hogar sin darse cuenta alguna. Cuando se cansó de ver a la gente tan diminuta, fue cuando decidió descender.Ah, esa Molly ¿Ahora dónde se encontraba? El lugar dónde había aterrizado no le parecía nada familiar, seguramente se encontraba en Londres ¿pero en qué parte? A su alrededor venía y pasaba todo tipo de gente y se preguntó si eran muggles o no, pero por si las dudas se apartó del camino y detrás de un árbol metió su transporte en el bolso; cuánto le agradó que la tía Herms le hubiera enseñado tal encantamiento y poder depositar cuánto ella quisiera dentro de aquel diminuto bolso.
Una vez terminada aquella acción, Molly se percató que no estaba sola, con paso lento avanzó a su izquierda y se percató que había un grupo de chicos en aquel lado. Se ocultó detrás de un árbol y quiso espiar lo que hacían, pésimo fue su intento de ocultarse, pues justo un rubio se dirigía adónde ella y Molly simplemente aguardó a el con un poco de nerviosismo.
Luke Castellan
*Luke había estado viajando por muchos lados. Cansado de América y del mal trato que recibía sobre la mayoría de los campistas, se fue del campamento. Pero eso no fue suficiente. Su mala fama se había expandido por casi todo el país y cada que se encontraba con alguna ninfa o algún monstruo que intentaba matarlo. Siempre era lo mismo. "El traidor". Incluso los monstruos se burlaban y lo despreciaban por eso. Así es como terminó en Europa. El barco en el que había ido, pues no pensaba viajar en avión y que Zeus lo tirara, incluso se preocupaba de que Poseidon hiciera volcar el barco, para fortuna no pasó nada, el barco aparcó en España y de ahí se dedicó a andar por ahí y por allá. Sobreviviendo.
No recordaba cómo había llegado a Londres. Pero cuando le preguntó a un grupo de chicos que encontró, ellos se voltearon a ver y soltaron risas burlescas. Luke les dedicó una mirada que congelaría a cualquiera. Había sacado unas cuantas cosas de Cronos y quizás nunca se podría librar del halo de oscuridad que había dejado el señor de los titanes. Los muchachos, con seriedad contenida, pues sin saber por qué, ya querían irse de ahí, le dijeron que en Londres. El rubio les dirigió otra mirada enojada y se fue de ahí a grandes zancadas. Se paró junto a un árbol y soltó un largo suspiro. Entrecerró los ojos cuando vio algo rojo y le dio la vuelta al árbol. -Hey. ¿Tú qué haces aquí? *Le dijo a la chica pelirroja que intentaba esconderse tras ese árbol.*
Molly Weasley II
Los ojos de Molly se abrieron como platos, el rubio no se encontraba a no más de un paso de distancia de ella. Su intento de esconderse fue, desde el inicio, un asco; debió haber usado algún encantamiento o crear su propia capa de la invisibilidad. Estaba congelada, no literalmente claro está, no supo qué decir ni cómo reaccionar; la simple presencia del muchacho era imponente y le pareció que era de algún modo, como el chico Malfoy, Scorpius, con el que desafortunadamente había tenido varios momentos deplorables aún perteneciendo a la misma casa.
La pelirroja acachó la cabeza con el fin de evitar la mirada de su interlocutor. "Dí algo, estúpida" se reprimió "¿Qué esperas?". Con una confianza y seguridad recién ganada, Molly, alzó la mirada y posó sus ojos avellana en los azules opacos del chico. — No sabía que este lugar te perteneciera — su voz era un poco baja, pero era decidida; temía perder el valor, se sentía diminuta a su lado; el era un gigante comparada con su escasa estatura.
Luke Castellan
*La mira de Luke recorrió a la muchacha y cuando ella habló, él se permitió una sonrisa, que reprimió en un segundo. Ella parecía asustada, como si en cualquier momento, Luke fuera a sacar un arma y decapitarla. Lo pensó un momento, no era mala idea. Rió internamente por sus ocurrencias y la quitó de la cabeza tan pronto como llegó. Sin mucho de que inquietarse, se recargó en el árbol, estaba divertido. Por lo normal, cuando se encontraba a alguien, ese alguien le valía un reverendo aguacate y seguía su camino. Pero los tipos lo habían sacado de sus casillas y ahora esta chica lo hacía reír. Al parecer su humor estaba raro.* -Si, bueno. En realidad los árboles no son míos, ni de nadie. Son seres vivientes que no les pertenecen a nadie, aunque se compre la tierra en donde ellos se encuentran. Ellos son libres. *comentó con una sonrisa rondando en sus labios*