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Edd, Tom, Matt y Tord, un cuarteto algo popular, estaban afuera haciendo unas remodelaciones al jardín de su casa compartida. Tord y Tom pintaban las paredes mientras Edd y Matt recogían las hojas rojizas caídas de pleno otoño.

No era un grupo común. Vamos, un grupo ''liderado'' por un Omega no era para nada común, y más si era el único Omega de su grupo, siendo los demás Alfas. Edd estaba consciente de eso, pero no le tomaba importancia. Cuando llegó a determinada edad y le dijeron que era un Omega él solo respondió con un ''Meh, está bien.'' Eso no lo iba a detener, además confiaba en sus amigos y sus amigos en él.

Edd solo lo consideraba un grupo de amigos, ni siquiera se consideraba un ''líder'', simplemente era el que tenía más uso de razón de los cuatro, y el que los cuidaba, y además, como los otros no pueden tomar sus propias decisiones, se dejan en manos del otro, y para ser sinceros, no siempre salía bien, pero que iban a hacer.

La vida de un Omega ya no era tan difícil. Gracias a dios ahora existía los supresores, unas pastillas para los Omegas para controlar su celo y sus feromonas. Su olor dulce de Omega permanecía, pero no tan resaltante y fuerte.

Para sus amigos, o sea los demás alfas, Edd les parecía lindo. Pero nada más allá, solo eso, excepto Tord. Ya de por si Tord era un pervertido pacífico. (?) Le encantaba ver Hentai y hablar de los enormes pechos de alguna que otra chica, pero casi nunca se sobrepasaba.

La verdad era algo notorio. Como ahora, cuando Edd está ligeramente agachado recogiendo algunas hojas dispersadas. Tord no pudo evitar quedarse viendo su voluminoso trasero hipnotizado.

Tom bufó al darse cuenta de lo que Tord hacía, era una de las cosas que odiaba del Commie. Los otros dos tarados no se daban cuenta de esto, pero el de cuencas sí y le sacaba de quicio. Era asqueroso.

- Deja de mirarlo así, imbécil. -Dijo Tom lanzándole una mirada de asco y desprecio. Tord salió de sus pensamientos para mirar a Tom y sonreírle.

- Vamos, testigo de Jehová, ¿no me digas que no te has fijado en Edd en todo el tiempo que lo conoces como Omega? -Le dio golpes con el hombro lo cual el de ojos negros no le dio ni pizca de gracia.

- No me rebajaría a tu asqueroso nivel, estúpido Commie. -Siguió pintando la pared de blanco, con el ceño fruncido.

- Solo míralo. -Volteó a mirar al amante de la Cola otra vez con la misma mirada de antes.

El ojinegro lo miró indignado. - Maldito pervertido, yo nunca voy a... -Tom no pudo resistir, tal vez por curiosidad o por su instinto Alfa, pero su mirada se dirigió a Edd. Se quedó contemplándolo, con un leve rubor en su rostro. Tom solía dejarse llevar por su instinto Alfa casi todo el tiempo, eso sí, de manera educada. Siempre iba a bares para poder ver a chicas o chicos Omegas y coquetear con ellos para poder conseguir una noche apasionada que lo satisfaga como tal. Pero, a su mejor amigo no le podía hacer eso, pero como todo Alfa, siempre cae en la tentación de por lo menos observar. 

Tord al verlo sonrió victorioso y comenzó a reír. Había caído en su trampa. - ¿Qué es lo que decías, Tommie? -Le dijo de forma burlona y picara.

Tom se dio cuenta en lo que estaba haciendo, agitó su cabeza. ¿Qué demonios era lo que estaba haciendo? Se sintió mal por ello, no por verle el culo a Edd, ¡si no porque había caído en el sucio juego del maldito de Tord! -¡Hijo de puta! -Agarró el rodillo con el cual pintaba, lo sumergió en la pintura blanca y se la lanzó a Tord en la cara. Justamente el de rojo estaba riendo, así que la pintura entró a su boca y le cayó en toda la cara, también manchando su polera. Tom al verlo, desapareció su amargura y se echó a reír del noruego. Este último estaba a punto de patear escalera en la cual Tom se encontraba para que este cayera, pero fue interrumpido por el castaño oscuro.

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