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Jungkook.

No, no lo había hecho. —Siempre hablas tan alto que pude oirte claramente— pero no quería seguir hablando con el, quería abrazarle tan fuerte, esto era como tocar el cielo para él. ¿Espera, que? El rubio le había dado un beso tan fugaz que apenas lo notó. —¿Llamas a eso un beso?— ahora tenía con quien pasar el año nuevo. —Me gustas Jimin— confesó para luego besarle, para el castaño tener a Jimin tan cerca era como tener la oportunidad de comer un buen manjar o poder pobrar uno de los deliciosos platos de su madre, le gustaba mucho este chico, no le importase que fuese un chico o una chica, le gustaba el, su forma de ver las cosas o notar cuando alguien tenía un problema, el era una de esas pocas personas que analizaban los problemas de otras y sacaban una buena conclusión de ellos aunque cuando se trataba de el mismo era muy lento, sus labios eran tan esponjosos y sus ojos eran tan hermosos, su cutis tan fina y su voz... su voz, era su favorita.

¡Maldición! no otra vez, esta vez el dolor era más intenso. —¡Jungkook, ¿estas bien?!— no entendía lo que el rubio le decía solo pudo ver como tomaba su movil y llamaba a alguien. ¿acaso no podría haberle pasado eso en otro momento? sentía como si sus lagrimas, fuesen a salir pero en lugar de eso, sus ojos se cerraron, era como si hubiese parpadeado por que al abrirlos nuevamente estaba en una habitación blanca con algunas maquinas, de seguro era una habitación de hospital, su madre estaba ahí de píe, podía ver a sus labios moverse pero no emitía ningún sonido. ¿Acaso? ¿acaso había quedado totalmente sordo?, solo había una forma de probarlo. —Jimin, quiero verlo, por favor—su madre no lo dudo ni un segundo y salío de la habitacón.

Y ahí estaba el, hablandole con una gran sonrisa. —¿Porqué no puedo oír tu voz?— listo, todo había acabado... para el. 

¿Porqué le pasaba eso cuando con tanto esfuerzo y paciencia logró ser correspondido por el?

Fuerte y Claro [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora