Prólogo

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No recuerdo cuando fue la última vez que dormí tranquila, o cuando tuve que ir a comprar víveres para comer en la casa, o incluso cuando fue la última vez que tuve alguna relación de amor. Todos esos recuerdos llegan a mi cabeza mientras veo el campo lleno de cosechas por la ventana. Me dirijo a Michigan, Ohio, en un tren de muy mala calidad,tal vez no sea el mejor tren de todo el mundo, pero prefiero irme como sea de Detroit, que es se donde vengo. Miro al otro lado de mi asiento y no hay nadie sentado en esta parte, levanto un poco la mirada y hay menos de 6 personan, algunas con muchas maletas y otras con nada más que una chaqueta para cubrirse del frío. Mi nombre es Carrie, la mujer que se peleó y ganó contra la mafia.

Soy una fugitiva que escapa de la policía de Detroit, a pesar de que mi veredicto podría dejarme libre, hay una probabilidad de que también vuelva a la cárcel, jamás volveré a ese hoyo donde sólo puedes dormir plácidamente en el ataúd. Soy una chica muy realista, y tiendo a nunca ir por la esperanza y prefiero irme con la realidad, mi madre siempre me decía que ese pensamiento estaba muy mal, pero es mi manera de ver el mundo.

Soy baja, delgada y de piel pálida, mi pelo ondulado y sucio se ha teñido de un color marrón oscuro, miro mi reflejo por la ventana y me doy cuenta del mal aspecto que tengo, unos 4 días quedándome en un callejón cubriendome con cajas y sin una gota de agua para asearme, si esta es mi vida desde que asesine a Lucas Presh, un jefe de una de las bandas mafiosas más importante de todo Detroit, yo lo asesine. Sin embargo, muchas personas pagaron con sus vidas para que yo siguiera con la mía, no me siento orgullosa, ahora solo quiero llorar, pero, el destino me ha puesto en una situación que, llorar, es casi como darle la espalda a la vida, la cual valoro con mucho aprecio, ya que conmigo no camina solo mi alma, si no las de mis compañeros también.

El Tren comienza a disminuir la velocidad, es la señal para saber que pronto comenzaré a caminar a Michigan, lamentablemente el dinero que di no me alcanzaba ni para el boleto, pero me dejaron ir en el tren con lo poco que tenía hasta la parada más próxima a las afueras de Detroit.

Bajo del tren junto con mi mochila y miro a los lados, no hay más que un pueblo pequeño al lado de la estación y una carretera la cual desconozco su destino. Aquí empieza mi escape realmente, aquí es cuando comienza... Mi huida.

El Camino De CarrieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora