2. Aborleda de otoño

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La temperatura descendía lentamente conforme el año avanzaba, el verano había sido dejado atrás y no podía escucharse más el estridular de las cigarras no podía sentirse el denso aire tibio en el ambiente, todo eso había sido sustituido lentamente por una brisa más fresca, casi fría y un desfile de colores otoñales en las copas de los árboles.

Poco a poco el clima volvía más perezosos a los estudiantes al punto de obligar a pasar las clases de gimnasia dentro del auditorio. Todo el año los estudiantes la pasaban en las canchas practicando algún deporte de su elección mientras eran evaluados por el profesor de educación física, pero en esas épocas del año las actividades deportivas eran desplazadas por ejercicios de gimnasio.

—Parece que alguna especie de maldición nos persigue y estamos destinados a quejarnos de algo todo el año— decía uno de los jóvenes mientras subía y bajaba haciendo abdominales.

—Más bien— le respondía el compañero que sujetaba sus rodillas para evitar que hiciera los ejercicios inadecuadamente —parece que somos más quejumbrosos de lo que parecemos.

—Esa también podría ser una opción— aceptó el chico en el suelo.

Las clases de gimnasia se volvían aburridas cuando la única actividad que realizaban era flexiones, estiramientos y abdominales. Al final de la clase todos los chicos volvían a los vestidores para cambiar sus ropas deportivas por el habitual uniforme escolar. Los vestidores se abarrotaban con los alumnos que charlaban en voz alta para poder ser escuchados con mayor claridad. Un ambiente que podría parecer demasiado agobiante para una persona introvertida que prefería la privacidad y la tranquilidad.

Por ello más de un alumno prefería cambiarse dentro del salón de clases o en algún sanitario cercano, tal era el caso de Park ChanYeol, quien a pesar de poseer una personalidad carismática y cálida, prefería cambiarse de ropa en un lugar que albergara menos personas de las que podía contar, por eso siempre tomaba su mochila y con un sonrisa y un discurso distractor salía rumbo al salón de clases.

El más alto solía tener la compañía de uno de sus mejore amigos, a JongDae tampoco le gustaba ser observado por varios pares de ojos mientras se desvestía, pero dada la cercanía que tenía a Park, no le incomodaba en lo más mínimo se visto por el contrario. Y ahí se encontraban los dos, cambiando sus ropas deportivas por el uniforme escolar.

—No entiendo la necesidad de vestirse todos juntos en el mismo lugar— hablaba JongDae mientras buscaba en su mochila la camisa blanca del uniforme.

—No creo que simplemente lo hagan por gusto— afirmó ChanYeol quitándose la playera deportiva y quedándose con la camisa negra térmica que llevaba puesta desde la mañana —Es cuestión de... logística.

—¿Logística? — cuestionó JongDae con una expresión de confusión impresa en el rostro mientras abotonaba la camisa arrugada que encontró al fondo de su mochila.

—Ya sabes— ChanYeol se levantó de hombros mientras se colocaba el suéter y acomodaba la corbata en el cuello de su camisa —No es como que sea muy posible que cada quien tenga su propio vestidor, no es práctico y es costoso.

—Yo creo que valgo ese precio, mi privacidad lo vale— asintió JongDae hablando muy en serio con el tema, ya se había colocado el pantalón y ahora anudaba los cordones de sus zapatos.

—Privacidad en una escuela preparatoria...— dijo el más alto con tono burlón —Eso no existe JongDae.

El contrario se quedó en silencio mientras meditaba las palabras de su amigo, si se ponía a pensar profundamente en ello, era verdad; no existía la privacidad cuando se convivía con cientos de alumnos al día, no se podía intentar tener un espacio o momento a solas con nadie, de pronto recordó algo que lo había tenido pensando tan profundamente como en esa ocasión, apretó sus labios decidioso de si hablar al respecto o permanecer callado, pero su curiosidad era tal que sin dudas prefirió expresar sus dudas.

Classmates [ChanSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora