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Mientras la chica rondaba alguien la vigilaba, un ser extraño nunca antes visto por los vivos. La chica caminaba sin rumbo alguno, cómo si no supiera en dónde se encontraba.

— ¿A que se debe el honor, de que la Muerte en persona me esté siguiendo?— la chica no era tonta, pues ya había sentido la presencia de aquel ser.— ¿Acaso la Muerte es muda que no responde a ningúna duda?

La Muerte en silencio miraba fijamente a aquella chica. Se le hacía extraño ver a un alma con tanto rencor y poder.

—Hice el trabajo que se me dió, así que ya me voy— la chica seria empezó a andar siguiendo el sendero que tenía por delante.

—No durará tu existencia aquí en la tierra, tu alma ya no pertenece al mundo de los vivos.— por primera vez la Muerte habló.

— ¿Por eso estás aquí? Pensé que te tenías que llevar a esos idiotas— apuntó a un lugar detrás de ella.—mira que llevo una semana rondando y aún estoy bien, no me transformado y mucho menos he tenido síntomas de ello.

—¿Que sabes tú de eso? ¿Acaso has fisgoneado en lugares que no deberías estar?— la chica, en este caso espíritu, no respondió cosa que cabreó a la Muerte.

— ¿Qui sibis ti di isi?—imitó poniendo la »I« en dónde fuera posible.— cómo dije antes, "llevo una semana rondando"— sonrió, falsamente hay que recalcar.

La chica desapareció dejando a la Muerte sola, más sin embargo esta no le siguió pues sabía que se encontrarían algún otro día.

La chica espíritu rondaba por áreas casi no transitadas. Parecía que ya se sabía el camino pues nunca se detuvo a leer las direcciones en los carteles puestos al comienzo de la calle o al final de ésta.

— Al parecer no ha cambiado desde mi muerte, creo que inclusive están las macetas rotas cerca de la puer... Si, ahí están— la chica parecía triste, recordando todo con nostalgia— desgraciadamente todo acabó. Me gustaría volver a vivir...

En otro lugar algo lejano se encontraba un súbdito de la Muerte, viendo todo lo que la chica hacía. Sabía su causa de muerte, conocía todo de la chica incluyendo sus deseos. Pero sabía que cumplir sus deseos significaba caos.

Mientras que alguien desde las alturas, un ser, observaba a la chica. Y no con asombro, piedad o compasión. Sino que con dolor y rencor... Y se lo que se preguntan, ¿Como alguien del cielo puede sentir rencor o tristeza si están en un lugar donde todo es felicidad? Ese es el problema, ese ser celestial no pertenece realmente al cielo...

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⏰ Última actualización: Mar 29, 2020 ⏰

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El Bien Y El MalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora