Un hombre y tres monstruos.

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En un desierto sin fin me encuentro caminando, persiguiendo a algo que quizás esta fuera de mi alcance. El desierto parece un enorme mar bajo la luz de la luna llena. La inmensidad y el vacío es capaz de llevarse a aquellos que son débiles de mente y de cuerpo.

Algo llama mi atención un sonido que se aproxima desde lejos. Me preparo tocando levemente mi revolver. El sonido se acerca más y más. Yo sigo expectante de lo que pueda suceder. Finalmente puedo ver lo que se aproxima a mi es una mujer cabalgando hacia mí a toda velocidad. Me ve y comienza a desacelerar. No alejo mi mano del revólver, el mundo me ha enseñado que él es mi único amigo.

La dama que se acerca grita pidiendo ayuda. Su caballo se detiene frente a mí.

- Caballero por favor me tiene que ayudar unos forajidos están matando a todos en mi pueblo. – Sonreí al escuchar sus palabras quizás ya había encontrado lo que estaba buscando.

- ¿Estos "hombres" tienen alguna característica extraña?

- Si están locos los vi tomar sangre humana y son muy rápidos con piel pálida. Había escuchado hablar sobre los Vita Sanguis, pero jamás creí que fueran reales.

- Siga cabalgando señorita Yo me encargare de esas bestias.

- Mi familia está ahí todavía. No puedo abandonarlos. Suba a mi caballo yo lo llevare.

No me gustaba la idea de que ella regresara a ese lugar, pero la determinación en su mirada me hizo subir con ella en el caballo. Cabalgamos rápidamente hacia su pueblo podíamos observar un gran fuego conforme nos acercábamos. Es algo curioso para mi estos Vita Sanguis odian la luz sin embargo siempre que pueden crean estas enormes fogatas. Quizás sea su manera de tener un poco de esa luz que nunca podrán recuperar.

Llegamos cerca del pueblo y le pedí a la dama que se quedara ahí. Sería un problema si me acompaña. Me baje del caballo y camine lentamente hacia el centro del pueblo. Con cada paso que daba la insoportable risa de esos seres se volvía más y más notable.

- ¿Quién eres tú? – Pregunta uno de los seres notando mi presencia.

- Soy un hombre de Dios.

- ¿Dios? El ya no tiene poder en este pueblo cura. – Dijo la creatura con una tonada de burla.

- Solo se los pediré una vez. Dejen este pueblo y regresen a su cuidad maldita seres de las tinieblas. – las creaturas rieron ante mi amenaza.

Frente a mi había tres Vita Sanguis creaturas que hicieron un trato con alguna identidad maligna para no envejecer. ¿Parece tentador no? Sin embargo, para mantenerse vivos necesitan consumir la sangre de seres con almas vivientes ya que se dice estos seres perdieron su espíritu hace mucho tiempo. Dios condeno a estos seres a la oscuridad durante su estancia aquí entre otras cosas. Uno de ellos me señalo y le ordeno a los otros dos.

- Maten a este estúpido cura y enséñenle que ningún humano nos dice que hacer.

- Les prometo que los matare a los tres utilizando una sola bala de mi revolver. – Dije yo con seguridad.

Uno de los seres corrió hacia mi ansioso de probar mi sangre. Los Vita Sanguis son muy rápidos. Tan pronto el monstruo estaba a mi alcance lo tome del brazo y con la inercia de su propia velocidad lo derribe en el suelo. Rápidamente tomo mi daga de plata y le perforo el corazón. La creatura suelta un grito de dolor antes de quedarse inmóvil. Saco mi daga de su cuerpo y limpio su "sangre" negra con sus ropas.

- ¡Eres un maldito bastardo!

Grita una Vita Sanguis preparándose para atacarme. Ella avanza con cautela ya se dio cuenta que no están enfrentándose con un humano cualquiera.

- Deberías dejármelo a mi este humano es peligroso. - Le dice el otro que parece ser el líder.

- No el maldito mato a mi hermano. Yo seré quien tome su sangre.

- Como quieras, pero ten cuidado.

Se acerca lentamente la Vita Sanguis. Me quedo quieto observando sus movimientos. Ella me arroja un cuchillo que estaba ocultando detrás de su espalda. Por sorprendente que parezca atrapo el cuchillo en pleno vuelo antes de que me alcance. Ella aprovecha ese momento para avanzar hacia mí. Yo también avanzo hacia ella y con el cuchillo le atravieso el brazo en ese momento ella me patea. Es fuerte la maldita mi cuerpo cae al suelo. Ella se saca el cuchillo del brazo y se lanza sobre mi intentando apuñalarme. Me muevo rápidamente para que no caiga sobre mí. Saco mi daga y la apuñalo en un costado. Me levanto rápidamente saco mi daga de su cuerpo y la degolló. Su "sangre" negra se esparce lentamente por el suelo y su cuerpo sin vida cae. Nuevamente limpie mi daga no soporto que su sangre negra la ensucie.

El ultimo y aparentemente más fuerte de los Vita Sanguis toma a una persona amarrada y desnuda del suelo y le muerde el cuello. Bebiendo su sangre.

- Te voy a demostrar quién es la especie dominante humano.

- Si me dices donde se encuentra la cuidad oscura te perdonare tus pecados. - dije yo mientras colocaba mi mano en mi revolver.

- La cuidad oscura no durarías ni un minuto ahí.

Esa creatura avanza rápidamente hacia mí. Le arrojo mi cuchillo para distraerlo y funciona el mueve su cuerpo hacia la derecha. Tomo mi revolver él se confía las balas normales he incluso las de plata no hacen mucho efecto, sin embargo, mis balas no son comunes y ese es su error. Le disparo la bala le atraviesa el ojo y su cuerpo caí. La monstruo grita y su cuerpo se enciende en llamas azules.

- Estas balas estas grabadas con textos antiguos y poderosos. Nunca tuvieron oportunidad contra mí. – Dije con satisfacción mientras el Vita Sanguis ardía.

Camino hacia el joven que acababa de ser mordido y para mi sorpresa su herida había sido curada y su cuerpo temblaba. Moví su cabeza hacia mí para que me viera y le pregunte "¿Eres virgen?" El joven no dijo nada creo yo que le causaba pena.

- Tu vida es en riesgo aquí dime si eres virgen o tendré que matarte. – El joven asintió con su cabeza indicando que era virgen.

- Esto te dolerá, pero es la única manera de salvar tu alma.

Tomo un cuchillo y corto la palma de mi mano para sangrar. Con mi Sangre escribo en su vientre de forma circular. Impongo mi mano sobre su vientre y comienzo a el ritual.

- Per potestas data est mihi a caelesti Patre hoc lepore tuo neque te ut accipiat ex ventre tuo dividentur. In nomine Christi, Amen.

Eljoven se retorcía del dolor. Sería una larga noche para él. Yo ya había hecho todo lo que podía ahora dependía de su propia voluntad si sobrevivía o no.     

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⏰ Last updated: Nov 13, 2019 ⏰

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Cura SangrientoWhere stories live. Discover now