5.

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-¿Eres feliz con lo que haces?- preguntó Matthew mientras rellenaba mi copa de vino.

Habíamos llegado a su departamento hace unas horas, debido a que la conversación simplemente fluia, y al parecer ninguno quería dejar al otro después de tanto tiempo sin vernos.

-A veces si... a veces no- dije desganada, y huyendo de su mirada fija y penetrante, me concentré en las primeras estrellas que se veían en el cielo- Es como si la rutina me consumiera lentamente, pero a la vez es lo que sostiene mi vida.

Sentí una manta en mis hombros y agradecí infinitamente que lo hubiera hecho.

No hacía frío, pero la brisa se estaba haciendo cada vez más presente.

-Yo supe que no me gustaba como estaba viviendo hoy, al verte- dijo y yo me giré para contemplar su perfil, pero poco duró cuando él también giró para toparse con mis ojos- te ví y supe que estaba mal el vivir sin tenerte a mi lado.

Un sollozo quedó atorado en mi garganta y los ojos poco a poco se aguaron.

Matthew quitó suavemente mi copa de mis manos y la dejo en la mesa para poder besarme con libertad.

Nuestros labios se reconocieron y comenzaron a tratar una lucha apasionada por dos almas que independientemente el tiempo, se seguían amando.

La ropa comenzó a desaparecer, las caricias a aumentar de tono y nuestros cuerpos a pedir más.

-¿Estás segura?- preguntó después de haber parado sus acciones de seducción.

-Completamente- dije y volvimos a lo que nos convocaba.

PROMESA (BMIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora