1-Olvido

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Hay una fina línea entre lo surrealista y lo realista, entre lo subjetivo y objetivo, entre lo real y lo fantástico, pero siempre parecía ser que mi vida cruza todos esos límites.
-Cuéntanos quien eres -Dijeron por el megáfono. La luz de aquella sala me dejaba media cegada y mis oídos aún pitaban. Apenas entendía que estaba pasando.
-Mi nombre es Alex Stane. Tengo 21 años. -mi voz resonaba como un eco que parecía no tener fin.
-¿Y por qué estás aquí?-"no lo sé". La realidad es que no tengo idea de que hago aquí.-¿Alexandra?
-No lo sé- un silencio se hizo presente. La voz parecía haberse callado. Pero el "piiiii" seguía en mi cabeza.
-¿Sabes quien soy yo?-dijo después de unos minutos.
-No.
-Sabes quién es Drew steveson - Rogaba que se callara. Mire mis manos, se veían totalmente borrosas, Cerré los ojos con fuerza e intente procesar la información que aquella máquina me estaba dando.
-No lo conozco- dije en un titubeo- mi cabeza, me duele -la tomé entre mis manos intentando amortiguar el dolor- por favor solo cierra la boca, por un momento.
Sé que sone ruda, sé que probablemente no lo pensé muy bien. Solté mi cabeza por un momento y volví a mirar mis manos, ahora más nítidas podría ver el ligero tinte violeta que estas tenían. Eran moretones que lógicamente no recuerdo habérmelos hecho. La luz de la sala se apago y mis vista dolió por lo que sentí una eternidad.
Levante la cabeza en un intento desesperado por ver dónde estaba y lo único que vi frente a mi fue un gran vidrio con mi reflejo. El dolor de mi cabeza era proveniente de un gran moretón que está tenía. Mis ojo derecho estaba en transición a ser un gran moretón. El dolor y la confusión del momento no me había permitido notar que mis brazos también estaban lastimados. ¿Qué diablos había pasado?.
La puerta que se encontraba al lado del vidrio se abrió y una oficial de policía ingresó sosteniendo unos folios.
Estaba en una sala de interrogatorio. Lo había visto en tantas películas que ya lo reconocía, pero nunca pensé que podría sucederme a mi. Tomo asiento en la silla que se encontraba al otro osos de la mesa, quedándonos así, frente a frente.
-mi nombre es María Schuster, pero puedes decirme oficial-comenzó a hojear en sus folios y puso delante mío una foto de un joven castaño. Tenía unos ojos miel hermosos y una sonrisa encantadora que lograba que unos pequeños hoyuelos se formarán en su rostro. La tomé entre mis manos -¿Sabes quién es? -Negué con rapidez. No mentía, sinceramente no sabía quien era.
-entonces ¿Qué puedes decirme de esto?-puso otra foto delante mío, donde efectivamente estaba abrazada a este muchacho-parece ser que lo conoces muy bien.
-Pues no lo recuerdo -dejé las fotos en la mesa y comencé a jugar con mis manos.
-Oh, soy consciente de eso, porque mira -sostuvo en sus manos un papel. Distinguí el sello del hospital en el, era un estudio de sangre.-Tienes restos de LSD en tu sistema.- la mire confundida.
-Yo no me drogo -la oficial sonrió.
-Si puedes olvidar una persona, de un día para otro¿No crees que puedes olvidar que consumes estupefacientes?
-Yo, no consumo drogas-Volví a repetir, seria, con la voz firme. Tal vez la oficial tenía un punto a su favor, pero luego de perder a mi hermano menor por culpa de una sobredosis, jamás se me ocurriría drogarme.
-De acuerdo- entonces no sabes porque estás aquí-Negué por undécima vez- la noche del 24 de octubre a las 4:53am se recibió una llamada a las líneas del 911 local.- un oficial más joven entró por la puerta con una grabadora en sus manos. La dejo sobre la mesa con cuidado y se quedó en un rincón de la sala, estático y mirándome fijo, se me hacía familiar.
-911 ¿Cuál es su emergencia?-la voz de una operadora, bastante distorsionada sonó una vez que presionó el play.
-Mi nombre es Mandie Bennet, vivo en una quinta en las afueras del pueblo y estoy escuchando gritos en la quinta de mi vecino-una anciana, era la que había efectuado la llamada.
-Entiendo señora, ¿puede ver qué sucede? ¿O escuchar que están gritando?-preguntó la operadora, un tecleo intenso también se hacía presente.
-La verdad es que no. Solamente escucho los gritos de una mujer. Parece enojada, y que están volando cosas.¿pueden enviar ayuda?
-Una patrulla ya se encuentra en camino señora. Resguárdense y no salga de su casa hasta que los oficiales golpeen su puerta para su declaración.
-De acuerdo señorita, muchas gracias. -La llamada se colgó.
De nuevo el silencio se apoderó del lugar, ¿acaso me estaban acusando de haber asesinado a alguien?.
-5:05am llegó la patrulla a la quinta propiedad de Drew Steveson, solo para encontrarte a ti desmayada en un sillón, y al señor Steveson...-Puso unas fotos delante de mi. Tomé una con cuidado y noté que mis manos temblaban y mi cuello sudaba.- con 15 puñaladas en el tórax, en el suelo del baño.- tomé otra de las fotos, una en la que estaba yo, en situación de inconsciencia, con el cuchillo en mi mano y la misma ropa que tenía puesta en el momento. Me dio náuseas, aunque no sé si estoy segura de que haya sido por la impresión, o por la contusión.
-¿Algo que decir? -La mire, sería y a los ojos mientras depositaba las fotos donde las había puesto anteriormente la oficial.
-yo no lo hice -volvió a sonreir-
-lamentablemente no tenemos pruebas suficientes que demuestren que seas culpable, así que mientras los forenses recogen las muestras, y analizan cada posible escenario -guardó todas las fotos en un solo folio.- no podrás salir del pueblo. Es tu última oportunidad de confesar Alex.
-Mire señora, lo último que recuerdo es estar aquí sentada hablando con usted. No conozco a este muchacho, o al menos no lo recuerdo. No soy una persona violenta, eso cualquier persona que me conozca se lo puede decir. Y por último, Yo no asesiné a nadie!.
-Eso ya lo veremos.
Se levanto de su asiento cargando como podía los folios. Le dedico una mirada al oficial más joven y este asintió. Sus ojos verdes se clavaron en los míos e hizo un pequeño ademán con su cabeza para que me levantara. Así lo hice.
Analice cada situación y cada posible escenario en los 3 minutos que tarde en ponerme de pie. Soy incapaz de haberlo hecho, no soy violenta y no tengo la fuerza necesaria para hacerlo. Recuerde o no recuerde que sucedió, no dudo de mi.
-Estira tus manos, Alex -lo observé fijamente mientras lo hacía. Estaba perfectamente rapado y tenía un tatuaje en su cuello. Por algún motivo siento que lo conozco de algún lado. Me colocó las esposas.
-¿Vas a arrestarme?-Él sonrió.
-Jamás podría arrestar a mi mejor amiga. Es protocolo, solo te llevaré hasta el hospital más cercano, y luego a tu casa, deberías saberlo, estudias medicina forense.
-¿Mejor amiga? -pregunté con curiosidad mientras salía del cuarto.
-¿No me recuerdas?-preguntó, medio ofendido, medio sorprendido. Negué con la cabeza mientras miraba mis pies. Mis zapatillas estaban manchadas de sangre.
-Soy Sebastián, Sebastian Schuster. Soy...-" el hijo de la oficial" le interrumpí.-Exacto.

Salimos de la estación y el sol me encandiló. Levante mis manos intentando taparlos pero las esposas me lo impidieron. Podía sentir voces, varias, gritando con euforia preguntas, imposibles de responder para mi.
¿Por que lo asesinaste?¿Es cierto que era violento?¿Fue en defensa propia? Supongo que estas personas eran reporteros locales, ansiosos por una noticia.
-Sin comentarios -Dijo Sebastián y me tomo del brazo con fuerza, obligándome a caminar escaleras abajo hacia un carro.
Sigo sin entender que mierda está pasando.
Me subí con cuidado y dificultad a causa de las esposas y un escalofrío recorrió mi espina. Jamás había estado en un coche de policía, Ni de casualidad, y puedo afirmar y reafirmar que no debe haber nada más tétrico. El hijo de la oficial de subió en el lugar del conductor y puso el auto en marcha.
-Iremos al hospital St June, para que te revisen esos golpes, ¿De acuerdo?
-Ok-Dije lo más seria que pude. Odiaba esta situación, odiaba el hecho de sentirme tan vulnerable, al punto de no poder recordar. La cabeza y la memoria son las herramientas más poderosas de una persona, y el no poder usarlas, simplemente me ponía de un muy mal humor. (Sumado a que me estaban acusando de un asesinato).

-Lo se, es horrible -Dijo luego de un silencio.
-¿El qué?-pregunte confundida.
-El auto. Ya me lo has dicho, y creo que es lo que estás pensando en este momento.
-Pues, si es horrible-miré con desprecio las rejas que me separaban del frente, las ventanillas totalmente opacas y las puertas que lógicamente no se pueden abrir de adentro.- pero no estoy pensando en eso.
-¿Pues en que piensas? - apoye mi frente en la ventana.- entiendo. no confíes en el hijo de la Sheriff.
-Exactamente. Mira no sé quién eres, tú dices que me conoces, pero aún no te recuerdo. Entonces prefiero quedarme callada. Ya sabes "todo lo que uses podrá ser utilizado en tu contra.-Recité un derecho que se olvidaron de decirme.
-Es perfectamente entendible, pero sabes, puedes confiar en mi, si no sabes algo de ti, yo como buen amigo puedo ayudarte a recordar.
-Lo pensaré.-asentí. De verdad lo haría. Tal vez él decía la verdad y merecía que confiase. Pero sinceramente dado a todas las inconsistencias en mi cabeza, no puedo creerle tan fácil.

Cuando entramos al hospital, la enfermera de la guardia me hizo las preguntas de rutina correspondientes que siempre deben hacer, pero al Verme esposada trataba de alejarse un poco, asustada.
-¿Podrías quitarme las esposas? -lo mire un tanto exhausta-todos me miran como si fuera un crimínal. -el solo sonrió.
-si aceptas ir a tomar un helado conmigo, si -se cruzó de brazos. Analice mis probabilidades. ¿Qué podía perder?.
-tú ganas, pero ya quítamelas-estire mis brazos.

Luego de un rato prácticamente rogándole, me las quitó. Agarré mis muñecas con cuidado y las sobe.
-lo siento, ¿estaban ajustadas?-asentí. el doctor se acercó a mi.
-Bueno Alex, todo parece estar normal. Tus reflejos son normales, y no hay signos de contusiones.
-pero doctor, no recuerdo nada, y mi cabeza no para de dar vueltas, ¿Cómo puede ser eso normal?
-confía en mi, pequeña.-puso su mano en mi hombro- si no recuerdas tal vez fue porque viste algo, o viviste una experiencia traumática. Ten confianza, poco a poco recordaras. Cuando tu cabeza se encuentre lista.
-De acuerdo-no estaba convencida, pero no podía seguir discutiendo con el doctor, quería irme a mi casa.
-Déjame hacerte una receta-tomó un recetario de su bata- de una crema para tus moretones y unas píldoras para el dolor...-sinceramente, luego de eso, deje de escuchar lo que decía.

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⏰ Última actualización: Oct 16, 2018 ⏰

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