Toda tu vida puede cambiar en segundos, te puede atropellar un coche, puede envenenarte tú amante, una viga puede caerte encima mientras estás trabajando en una obra, un trozo de jamón puede obturar tus vías respiratorias, o una simple soga atada al cuello puede acabar con tu vida, y si no, que me lo digan a mí.
En ese momento puedes creer que es la mejor solución posible, pero si como yo llegas hasta el final y ves lo que te está esperando al otro lado, esa solución se convierte en un nuevo quebradero de cabeza. Ahora trabajo para el Cuerpo de Recolectores de Almas Suicidas (CRAS), o sea, deje mi trabajo de oficinista terrenal para convertirme en recolector espectral, el único cambio sustancial es que al menos desarrollo mi trabajo al aire libre en el mundo de los vivos, y no atado a una mesa de oficinista minúscula arrinconada en el lugar más oscuro del edificio. Lo que igualmente no cambia el hecho de tener que aguantar a mi asistente cuervo, un pelmazo donde los haya, aunque encontrarte con la mujer de tus sueños tras decidir quitarte la vida tal vez sea un pequeño precio a pagar con tal de verla cada día, pero mejor empecemos desde el principio...
Mi vida daba asco, literalmente, un trabajo cutre de teleoperador en Renfe gestionando las quejas de los usuarios, que además de estar mal remunerado era estresante hasta decir basta, un piso de veinticinco metros cuadrados junto a una estación de tren muy concurrida, y la tutela de un Yorkshire Terrier (premio recibido de mi segundo divorcio) era toda mi vida. Así que el día de Navidad, mientras me cruzaba por la calle con todas esas familias, y su felicidad manufacturada por una gran empresa, fue la gota que rebasó un vaso ya desbordado. Llegué a mi apartamento, dejé escapar al maldito chucho que nunca había querido (era un sentimiento mutuo), y preparé la soga con la que dejaría este maldito mundo de falsa felicidad y sueños inalcanzables. Até la soga a las vigas de madera que cruzaban el viejo techo y me aupé sobre la mesa, durante unos segundos pensé en dejar una nota que explicase el por qué, ya que muchos lo considerarían un acto de cobardía, pero poca gente reflexiona que en una situación así la cobardía es la única responsable de la salvación para un suicida, y total, me importaba una mierda lo que pensase cualquiera, tan sólo me hubiese gustado poder haber visto la cara de estúpida de mi ex al saber que no iba a recibir ni un euro más de la demanda de divorcio.
Así que sin más salté de la mesa, y tengo que deciros que por mucho que se pueda explicar, si no te partes el cuello con la primera sacudida lo tienes muy jodido en los siguientes minutos. La agonía, el miedo, el arrepentimiento y la ganas de vivir se reúnen en un sólo instante, pero por una vez en mi vida, había sido jodidamente competente dejando la soga bien atada alrededor de mi cuello, y después de lo que pareció una eternidad de pataleos frenéticos, abandone la tierra de los vivos de una vez por todas.
Cuál fue mi sorpresa al despertarme de repente en un gran despacho tenuemente iluminado por una lámpara de gas encima de una vieja mesa de madera, custodiada por un tipo pálido y delgado. Podría haber pasado perfectamente por el despacho de mi jefe en Renfe, pero rápidamente esa ilusión fue rota por la voz de la persona que tenía frente a mí.
- Vaya... Uno más hoy, y eso que siendo Navidad esperaba poder librarme del curro –dijo suspirando-.
- ¿Perdón?... ¿Donde... Donde me encuentro? –me sentía totalmente perplejo, creí haberme desmayado tras el intenso miedo que recorrió todo mi cuerpo durante la asfixia, pero no me esperaba despertar en un lugar así- ¿Estoy en el paraíso?-.
- ¿Me ves cara de pazguato con alas? –preguntó irónicamente el tipo tras la mesa- yo soy Anthony tu enlace de bienvenida en el Inframundo, yo te registraré en la base de datos, te adjudicaré tu nueva vivienda, y te asignaré un trabajo –dijo de carrerilla sin siquiera mirarme- tras unos servicios de un milenio en el Sistema Inframundial, se te evaluará para conseguir un número de acceso al concurso para conseguir plaza en el paraíso, pero bueno, todavía queda mucho para eso, así que no te ilusiones demasiado-.
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El recolector de almas suicidas
ParanormalMarcos nunca pensó que la decisión que tomó al suicidarse le traería más problemas que soluciones. Llegar al Inframundo y relacionarse con seres y personas suicidas como él, serían la menor de sus preocupaciones, ahora, como miembro del Cuerpo de Re...