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Tony estaba llorando desconsoladamente con sus brazos tapando su cara. 

Estaba destrozado. 

No podía creer que Steve, su amor incondicional, lo había traicionado de esa forma. Ademas con una mujer. Lo hacia pensar que no fue suficiente para el, no lo fue a atal punto que tuvo que refugiarse en los brazos de una mujer en vez de los de el mismo. 

Estaba llorando tanto que sus ojos dolían. Se sentía pesado, apenas podía respirar bien. 

"Soy un inútil, es mi culpa, debí haber sido mejor novio, trabajar menos y estar más tiempo con el" 

Pensaba Tony mientras, sofocaba varios sollozos. Recordaba que estaba en el café todavía y sentía las miradas de lastima sobre el, y las odiaba, pero no podía hacer nada, mejor dicho no tenia ganas de hacer nada. 

Había leído  por ahí que la primera fase de romper era la negación. 

Pues la verdad sentía que el dolor se mezclaba con la negación de haber sido engañado, resultando como un remolino de pensamientos negativos sobre si mismo. 

Estaba apunto de sollozar una vez más, cuando escucho una voz dirigiéndose a el. 

  — Señor...¿Necesita un pañuelo?  —. La voz era amable, no detectaba lastima en ella, sino más bien aliento y confianza. 

Se decidió por levantar la vista, para ver quien era el valiente que se había acercado a el hombre que sufría y lo que vio lo dejo algo anonadado. 

  Era un hombre, no podía ser mayor que el tal vez uno o dos años mayor,  bastante alto (mucho más que el), se notaba que era musculoso y demoniacamente atractivo, una fuerte mandíbula, unos ojos azules tremendos, casi grises, que reflejaban tristeza por alguna razón. 

  — ¿Señor...?  —. El hombre se lo quedo mirando de igual forma, casi contemplándolo, pero en el momento que Tony pensó "bonitos ojos, azules como los de Steve..." se rompió nuevamente.  

Los ojos de Steve era una de las cosas que más le gustaban en el mundo, y pensar en ellos le hacían sentir peor. 

Estaba llorando de nuevo, cuando sintió un cálido brazo rodear sus hombros, para luego ser empujado hacia un tibio pecho, entendió que el hombre lo estaba abrazando y no pudo pensarlo mucho ya que le estaba devolviendo el abrazo mientras se aferraba a el como si o conociera de toda la vida. 

Pero poco importaba ahora, solo quería hundirse en ese abrazo mientras lloraba tristemente.

Simplemente lo necesitaba. 

Y pudo sentir en esos momentos como el corazón de el hombre latía rápidamente. 

Y el no supo por que, pero pensó  lo tranquilizante que le resultaban sus latidos. 

Reparando el corazón de Tony [WinterIron]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora