Bunnicula: Quiero Volver

Ya te puedes ir

Dedicado a JuanDoshyadeen

Inspiración: Ahora te puedes marchar.

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1 año.
Hace 1 año que ese conejo-vampiro se habia marchado.

Un gato siamés veía por la ventana de esos viejos apartamentos. Una lluvia suave golpeaba al cristal; su respiración era lo único audible en la habitación, Mina habia salido con su padre a algún lugar y Harold estaba durmiendo después de haber jugado todo el día.

Su vida se habia tornado más aburrida de lo habitual desde que Bunnicula habia decidido irse. Aunque eso era mejor que tener que romperse el lomo siendo golpeado o perseguido por criaturas sobrenaturales.

No fue fácil decir adiós. La que más se preocupo fue Mina, al no encontrar al conejo lo buscó por 3 meses o incluso un poco más. Su dueña nunca supo el por qué se fue, solo acepto que Bunnicula ya no estaba.

Lo que Harold sabía era otro cuento. Bunnicula le dijo que tenia que seguir con su travesía vampírica por el mundo, ayudar a otros animales y aprovechar su inmortalidad.

En resumen, tenía que seguir con otras aventuras, o al menos eso fue lo que le dijo al perro. Lo cual creyó.

Y Chester... bueno... su caso era completamente distinto al de su familia. El sabía el verdadero motivo de la ausencia del conejo. Ya que él era la causa de que se haya ido de Nueva Orleans dejando atrás a una amorosa familia en un hogar lleno de cariño.

Fue un tonto al creer en alguna buena reacción por parte del animal vampiro. Cuando le reveló que sentia algo por Bunnicula, este lo tomo como un chiste y se hecho a reir en su cara.

No le importo los sentimientos del minino; pero cuando el tiempo fue avanzando les era menos posible estar cerca.

Se evitaban, aunque eso era algo normal para el can. El siempre supo que no se llevaban bien ya que eran muy diferentes.

Lo que habia derramado el vaso fue la momentánea huida de Bunnicula. De una noche a otra ya tenia todos sus artilugios mágicos para irse; un simple adiós seria lo último que compartirían, aunque el gato lo queria detener. No tuvo el valor para hacerlo, ¿qué conseguiría?

El felino solo le dijo unas últimas palabras para no verse nunca jamás y dejar en claro que el conejo era un cobarde.

- El Odio es mutuo.

4 palabras bastaban para que el mismo gato entendiera que no importaba si seguia actuando como si nada pasara. Nunca trataron en tocar el tema del amor de Chester por Bunnicula.

Solo lo evitaron y decidieron no volverse a ver más. Fue lo más fácil al parecer de ambos.

Una noche como hoy ese conejo se habia ido, siempre teniendo presente que si lo necesitarían el hiría a ayudar a sus amigos. Fue difícil para el conejo irse; quería a Mina, a su hogar, y a sus amigos. Pero no habia pensado con claridad las cosas. Solo actuo y ahora estaba quién sabe dónde; probablemente con otros amigos paranormales haciendo alguna cosa sobrenatural.