enkelt • kapittel

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—¿Dónde mierda estará?— susurraba de manera casi inaudible un joven castaño mientras buscaba con desesperación a su amigo de menor estatura.

En su cabeza se repetía una y otra vez las últimas palabras dichas por el contrario antes de cortar la llamada telefónica. —Lo hicieron otra vez Jungkook, lo hicieron nuevamente y... Y continuarán por-porque tu y yo lo sabemos, tienen razón, no soy más que un ser asqueroso y desagrable para la vista de quien me mire.— soltó mientras se escuchaban sus leves sollozos.

Jungkook recorría pasillo por pasillo del instituto con la esperanza de encontrar alguna pista que lo condujera hasta donde su rubio amigo. Sin embargo sabía que encontrarlo sería una tarea complicada porque cada vez que se sentía roto y su ánimo decaía, se escondía como si de un pequeño e indefenso animal se tratase.

—Vamos Jimin, contesta tu maldito teléfono, necesito encontrarte, necesito saber de tí.— su voz detonaba preocupación pues no era la primera vez que ocurría una situación como ésta.

Constantemente al concluir las clases Jimin llegaba hasta él con lágrimas en sus ojos y sin emitir alguna palabra, por mucho que Jungkook insistiese en saber quién era la persona que se esforzaba en hacerle daño, Jimin decidía guardar silencio.

Unos imbéciles se encargaban de joderle la vida a su amigo, día tras día, con insultos que lo hacían caer cada vez en un agujero más profundo y él no era capaz de hacer nada para poder evitarlo. Y no asistir al mismo instituto no ayudaba para nada.

Dejando de lado por un momento sus pensamientos, continuó con su camino, ésta vez teniendo claro el lugar. El castaño se dirigía a pasos largos y apresurados hacía la zona trasera del instituto, por detrás de la cancha de básquetbol existía un lugar pequeño y perfecto para despejar la mente y tomar un descanso. Muy pocos conocían la existencia de aquel lugar, pero estaba seguro de que el rubio si lo hacía, ya que unos días atrás se le quedó mirando. Mantenía la esperanza de que se encontrase ahí.

De pronto la campana se hizo escuchar, era momento de volver a clases y aún no tenía señales de parte del rubio. Hasta que luego de unos minutos el castaño logró divisar desde lejos a su amigo y un suspiro de alivio se deslizó por sus labios.

El rubio se encontraba sentado sobre el pasto que había en aquella zona y debajo de la sombra que hacía un árbol, mientras abrazaba sus rodillas con la cabeza ligeramente pegada a éstas.

Jungkook corrió los últimos metros que lo separaban del de menor estatura y apenas lo alcanzó lo abrazó por detrás lo más fuerte que pudo sintiendo los espasmos que éste producía por haber estado llorando.

—Me tenías preocupado como no tienes idea bebé.— le susurró de manera dulce en el oído.

—Vete.— exclamó a secas el rubio.

—No pienso dejarte solo, ni ahora ni nunca.— respondió seguro el castaño.

—Mierda Jungkook, sólo vete ¿sí? Te lo dije por teléfono y te lo vuelvo a decir ahora. Quiero estar s-solo. No quiero que me hables, n-no quiero que me toques, no quiero que me mires, no quiero nada de ti ni de nadie.— lo dijo mientras brotaban lágrimas de sus hermosos ojos.

—¿Quién fue? ¿Qué mierda dijeron ahora?— exclamó Jungkook mientras se maldecía innumerables veces por no haber estado junto al rubio mientras ocurrió todo. Había roto su promesa, no cumplió con lo que le dijo días atrás a su amigo.

—¿Importa acaso?— Jimin hundió su cabeza entre sus piernas y avergonzado susurró —Nada más que la verdad, que soy un puto asqueroso de mierda. Que sienten asco de siquiera respirar mi mismo aire o de pasar por mi lado. Que un inútil como yo no debería existir, q-que soy tan desagradable que no entienden como alguien puede permanecer a mi lado. Que sienten lástima por mí. Que soy feo, gordo, asqueroso, asqueroso, asqueroso, ¡asquero...!— Jungkook lo interrumpió para que no continuara lastimándose a sí mismo.

،، stygg ❀ kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora