Capítulo 1

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*Flashback*

No soy un fiel seguidor a salir de fiesta, pero todo el mundo saldrá esta noche. ¿Y quién no? Son las fiestas de la ciudad y muy pocos se quedarán en casa perdiendo el tiempo tal y como lo estoy haciendo ahora, cuestionándome a mí mismo si debería quedarme en casa o pasar el tiempo por las calles de Campero, una ciudad no muy grande en el norte de España.

Una de las razones por las que tengo ganas de ir es por la actuación de Thunderstorm FM, una emisora de radio que reserva siempre un hueco en estas fiestas y reproduce canciones populares de estilo electrónico y dance.

No bebo, tampoco es algo que me llame mucho la atención y siempre que voy con mis amigos acabo siendo el típico chico que tiene que ir vigilando a todos después de que el alcohol haya hecho efecto. No me molesta mucho tener que hacerlo, me siento útil y prefiero ser yo él que tome ese papel a que no haya nadie que pueda mantenerlos calmados sin que hagan ninguna locura.

No suelo ir a menudo con este grupo de amigos pero todos los años, cuando son fiestas, me invitan a salir con ellos. Somos bastantes personas, alrededor de quince o veinte y está formado por personas de diversos institutos que se conocieron gracias a un programa de convivencias que organizan conjuntamente los distintos centros educativos. Pero se podría decir que la gran parte del grupo son de dos institutos diferentes, el Tullegal High School; donde estudio yo y amigos como Ryan, Brad, David, Jack o Fred y el Locker High School; en el estudian Maddie, Kate, Daniel, Zack y otros más.

Suspiré y pedí permiso a mi madre. Le dije que intentaría no llegar muy tarde y que estaría siempre acompañado de mis amigos.

- Recuerda llevar la cartera y el teléfono en los bolsillos delanteros para que no te roben. —Repitió mi madre.
- Sí —Dije revisando los bolsillos.
- No te metas en líos —Me advirtió mi padre.

Siempre había ignorado esas palabras, nunca me había ocurrido nada y evitaba cualquier situación peligrosa en todo momento. Soy un chico muy inocente que no haría daño ni siquiera a una mosca y mi primera opción ante esto es ignorar a las personas que me puedan meter en un lío y huir lo antes posible antes de que la cosa empeore.

- ¿Cuantas veces me has visto en alguna situación de ese estilo? —Le pregunté.
- Ninguna, pero siempre hay una primera vez para todo.
- Tendré cuidado, lo prometo.

Tras echarme laca en el pelo y algo de colonia, salí de mi casa en dirección a la parada de autobús más cercana. No me gusta mucho salir solo por la noche, por suerte, podía meterme en mi propia burbuja gracias a los auriculares que siempre llevo en los bolsillos de mi pantalón.

Esperé unos pocos minutos hasta que llego el primer autobús, no es muy común verlos pasar a estas horas pero el ayuntamiento de Camperos mantiene los transportes públicos funcionando durante toda la noche por motivos de las fiestas. Así que los jóvenes podrían llegar sin problemas a sus respectivas casas a la hora que quisieran sin necesidad de coger taxis u otros medios de transporte.

Al entrar, me senté en una de las filas de la parte de atrás del autobús, esperando a que nadie se sentara al lado mío. No es por parecer antisocial, es simplemente que paso mucha vergüenza si tengo que pedir permiso en caso de que alguna persona no haya bajado del autobús antes que yo. Tampoco quiero molestarles con la música que suena por mis auriculares, por ese motivo, muchas veces prefiero quedarme de pie.

Abandoné el autobús en la parada de la plaza del ayuntamiento, lugar en el que ya estaba sonando todo tipo de música electrónica controlada por Thunderstorm Fm. Entonces me di cuenta de que sólo podría llegar hasta mis amigos rodeando la plaza debido al excesivo número de gente que se encontraba saltando mientras sonaban diversos tipos de canciones.

Mientras buscaba el camino para llegar al lugar de encuentro, enviaba un mensaje a Ryan para confirmarme si habían llegado. Ryan es un chico de mi edad que lleva yendo a cada una de mis clases desde que teníamos cuatro años, su padre es profesor del instituto así que podría ser la "mano negra" que hubiera decidido ponernos juntos. Siendo sincero, Ryan es la persona con la que más relación tengo dentro del grupo de amigos con los que había quedado y hablando de manera coloquial, se podría decir que él era el líder del grupo, no por actitud de mandato sino por ser el que fue reuniendo las personas que formamos el conjunto actual.

No recibí ninguna respuesta de parte de Ryan pero estaba seguro que estaba lo suficientemente ocupado para no tener tiempo para coger el móvil.

Finalmente llegué a la escultura del cabello donde todos me estaban esperando, no suelo ser puntual así que supongo que yo era el último en llegar. Iba pasando de persona a persona dando dos besos a las chicas y un apretón de manos a los chicos. Muchos ya tenían las típicas gafas o collares de flores al estilo hawaiano que iban vendiendo por la calle. No me gusta nada llevar accesorios de ese tipo ya que prefiero pasar desapercibido y no llamar la atención.

- ¿Vamos ya hacia allí? —Preguntó Ryan.

Y tras la confirmación de muchos miembros del grupo comenzamos a andar sin yo conocer el destino.

- ¿Dónde se supone que vamos? —Pregunté a Maddie, una chica morena de pelo no muy largo con la que me llevo bastante bien.
- A la ribera del río Real, allí beberemos un poco y volveremos a la plaza del ayuntamiento a disfrutar de la música.

La sonrisa que suelo llevar se borró totalmente mostrando una expresión de alta preocupación. La ribera del río Real era el lugar donde se reunían grandes grupos de jóvenes para beber, fumar y estar apartados del cúmulo de gente que llenaban las calles. Ese no es el detalle que me inquietó, la ribera suele ser conocida por un sitio en el que, en la temporada de fiestas, se agrupaban personas con facilidad para buscar problemas y, si eso lo juntas con el alcohol, el resultado no es muy satisfactorio.

Bajamos las escaleras de poco en poco y yo procuraba ponerme en mitad del grupo, evitando ponerme al principio o final de la cola. Nada más llegar a la ribera, Kate saludó a dos conocidos suyos, que no me inspiraban mucha confianza. No me gusta prejuzgar a las personas, pero el tipo de ropa que llevaban, actitud e incluso la mirada me hacían sentir incómodo y en alerta.

Avanzamos unos metros hasta llegar a un espacio vacío en el que nos sentamos todo el grupo, Ryan entregó las bolsas con las bebidas a Brad y le pidió que hiciese las mezclas.

Brad aceptó, se levantó y fue hasta un pequeño árbol dónde iba vertiendo el contenido de dos botellas a otra vacía.

- ¿Qué coño haces? —Le gritó uno de los amigos de Kate, que estaba de pie junto al árbol fumando. Seguidamente empujó a Brad.
- ¿Qué he hecho?
- Me has salpicado con la bebida.
- Ven —Dijo Ryan mientras se acercaba a Brad y le llevaba hasta nuestro grupo.

El amigo de Kate se retiró sin decir mucho más y nosotros le dijimos a Brad que no le diera importancia, ya habría bebido lo suficiente para cabrearse y molestarse por una tontería.

- Ese de ahí, ese. —Volví a escuchar la voz del amigo de Kate.

Mi corazón se detuvo durante un instante. Los dos amigos que Kate saludó hace unos minutos iban acompañados con quince personas más de estilo muy parecido. Todos acercándose a Brad.

Tenía miedo, pero tuve que reaccionar rápidamente y sin tiempo a recapacitar las cosas. No tenía mucha confianza con Brad, apenas habíamos hablado, pero era un amigo más del grupo y eso me hizo salir de mi comportamiento inocente y cobarde, así que me puse entre él y el gran grupo de gente que se dirigía hacia Brad.

- Esperad —Dijo Ryan— Simplemente le ha salpicado, no hace falta provocar todo esto. —Ryan se dio la vuelta y me miró a los ojos— Llévatelo.

Sin esperar un solo momento, puse mi mano sobre el hombro de Brad y avancé en dirección opuesta a la discusión que se estaba llevando a cabo.

- No le hagáis daño, por favor —Dijo Kate entre sollozos.

Abandonamos la Ribera y miré a Brad.

- Tranquilo. —No soné muy convencido, era yo el que necesitaba tranquilizarme o el corazón se me saldría del pecho.
- No estoy preocupado, son gilipollas. Te puedo decir que no le he manchado. Se lo ha inventado todo. —Su tono era calmado, lo que me hizo sorprenderme.

Estuvimos esperando al resto del grupo lejos del foco de conflicto. Fue cuando recordé las palabras de mi padre. «No te metas en líos»

Mi amigo BradDonde viven las historias. Descúbrelo ahora