Soy Evangelina Pierce L'Sarz, pero todos me dicen Lina, y tengo quice años. Como se habrán dado cuenta, mi apellido parece típico de una familia rica. Y lo es.
Mis padres no son los típicos arrogantes que solo visten de seda. Ellos son las personas mas gentiles que conozco, sus amigos no son ricos, y a Margarita, la mucama, la tratan como a una más de la familia. Como decía, mis padres ya estaban cansados de la ciudad, los ruidos de autos, las personas, etc. Por lo que hace unos meses, tomaron la decición de mudarnos. A un pueblo.
Al principio no le di importancia, pensé que solo era un capricho. Así es, debo aguantar los caprichos de mis padres... Hasta que un día, de la nada apareció un camión de mudanza y unos hombres que se llevaban mis muebles, ¿Acaso nos robaban?, por favor, que sea eso.
Tuve que viajar en una camioneta, obviamente, allí no había aeropuerto. Fue una experiencia bastante incómoda, así que dormí lo más que pude. Al cabo de una hora me despertó un mugido de vaca... ¿UNA VACA? ¿QUÉ HACEMOS EN EL CAMPO?, me puse histérica por unos segundos hasta que me dijeron que estabamos pasando por un campo, y que todavía faltaba para llegar.
Al rededor de seis horas después, me despertaron diciéndome que habíamos llegado, me bajé rapidamente para ver una casa de tres pisos, con un jardín y rejas impresionantes. Se parece una de mis antiguas casas, no estaba tan mal. Al parecer mis padres no pudieron dejar algunos lujos...
En unos días empezaba el instituto, y solo hay uno en todo este lugar, así que conoceré básicamente a todos los adolescentes del pueblo. Trágame tierra, por favor, si me aprecias por lo menos un poquito, trágame.