01. Salir

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Una brisa azoto la ventana de la casa Weiner. Era el último día de la época del Guardián del Aire, lo que proporcionaba frío y corrientes heladas. Al medio día, sería tiempo de que el Guardián de la Tierra hiciera el ritual para que la primavera diera inicio otra vez.

Ignis se hallaba sentada con las rodillas dobladas hasta su pecho, con las manos abrazándoles, mirando por su ventana. Su mirada estaba distraída, pensando en cómo sería ese nuevo día en el que al fin haya paz y no tuvieran que luchar constantemente.

Un golpe suave en su puerta la hizo saber que no estaba sola, su abuela la miraba con tristeza. Sus ojos viajaron por toda su habitación, pensando en algo que no llevara a mirar a su abuela a los ojos y escuchar nuevamente su opinión acerca de su alejamiento a la familia.

Su abuela sabía que ella seguía lastimada por la muerte de su hermano, pero se le hacía algo pesado que no hubiera salido de su habitación desde los siete años.

Todavía se veía como la habitación de una niña menor de edad. Tenía su cama rosa pastel, con tubos de fierro a los lados sujetando tela color rojo, su armario rosa con estampados de flores, su escritorio pequeño con dibujos en él. Se veía exactamente igual a como lo habían dejado antes de que él muriera, pero un poco más sucio.

-Tienes que dejarlo ir.-dijo su abuela aún en el marco de la puerta.

Ignis miro por detrás de su hombro a su abuela. Ella se veía muy joven para tener sesenta y siete años, llevaba su ropa de ceremonia color negro. Las personas en Carecerm, el día de la ceremonia de héroes, debía llevar ropa negra, y los que tuvieran dieciocho años que se presentarán para luchar, debían usar el color de su elemento.

En ese caso, Ignis debía usar el color rojo, del elemento fuego. Todos los que tuvieran dieciocho tendrían que concursar para convertirse en Guardianes de los Elementos. Para Ignis, esa ceremonia era una tontería. Solo demostraba quien era el del poder y quienes eran los perdedores, como la vida en la secundaria, cuando los populares mandan y los demás eran estorbo.

-A veces hay cosas que no se pueden soltar.-respondió ella en modo poético, poniendo su mirada en la ventana otra vez.

-Hoy es el gran día.-dijo su abuela con una sonrisa.- así que es hora de por fin salir, y demostrar a la gente quien será la nueva Guardiana de Fuego.

Ignis bufo en desacuerdo. Se aproximaba una pelea familiar, y aunque tratara de evitarlo, siempre sucedía antes de algo importante. 

-¿Y cómo se los demostraré?-dijo ella sentándose en su cama.- No he salido de esta habitación por más de once años, comer es lo único que he hecho, ¿y esperas que este en condición para pelear?

Su abuela se quedó callada con la mandíbula hasta el suelo. Ella tenía razón, la depresión le había ganado en esos últimos once años. Lo único que quería hacer era comer, hacer necesidades, leer, pero todo lo hacía en la habitación. Su abuela siempre iba en la noche, sin que ella supiera, y la encontraba en la ventana, con los ojos cerrados de cansancio y la cabeza pegada al frío vidrio.

-Es hora de prepararse.-dijo su abuela haciendo caso omiso de lo que Ignis había comentado hace unos segundos.-Tu madre llegara pronto.

Su abuela cerró la puerta con lentitud y en silencio. Ignis se levantó aun mirando a la ventana, había algo en el hielo -o más bien en el agua- que la atraía. Los recuerdos la invadieron causando que ella solo quisiera taparse con las sábanas de su cama para protegerse.

Tomo su ropa y se cambió rápidamente, camino hasta su tocador y empezó a lavarse la cara. Miro por el espejo y se asustó por el aspecto suyo. Su piel estaba pálida y su cuerpo desarrollado, se veía más vieja de lo que era. Cuando ella se había encerrado por esos once años, no había tenido la enseñanza del desarrollo humano, por lo cual sus ojos inspeccionaron cada detalle de su cuerpo con asombro.

Era impresionante como el tiempo había pasado tan rápido.

~*~

-Camina rápido.- decía su madre constantemente.

Habían llegado al centro de la ciudad, donde había un gran estadio. Ahí las personas se sentaban mientras veían como personas como Ignis trataban de ganar el título de Guardián de los Elementos. Ella definitivamente no quería que las personas la vieran fracasar, ya sería mucho el regaño de su madre al no ganar el título. Pero claro que el mundo estaba en contra suya.

Las personas la miraban con sorpresa, todos sabían lo que había pasado hace ya mucho tiempo, y sabían que la pequeña niña de esa familia había entrado en depresión y nunca había salido de su pequeño cuarto.

Ella se sentía un poco incomoda al saber que las personas se murmuraban y se reían de ella. Pero siguió mirando hacia adelante.

Llegaron a la entrada donde unas pequeñas cabinas daban la entrada al estadio, no sin antes llenar un formato para saber quién participaría y quién no.

-Nombre por favor.- dijo una voz aguda que venía de la parte interior de la cabina. Ignis podía ver a la señora por la pequeña ventana que estaba en frente.

-Ignis Delilah Weiner.- dijo ella diciendo su nombre completo, aunque gruño un poco al decir su segundo nombre. Nunca le había gustado.

-Por favor llene estos datos para poder entrar a ver a los participantes.- dijo la señorita mirando hacia el formato.

-Yo seré una participante.- dijo Ignis con un poco de desagrado.

La señorita miro a Ignis con una mueca, claro, ella sabía que Ignis no sería una buena concursante por su cuerpo tan pálido y flacucho. Algo que la misma Ignis ya sabía.

-Oh claro.- dijo la señorita sonriendo falsamente.- Aquí está el formato que debe llenar, pero dese prisa porque están a punto de empezar.

Ignis lleno el formato lentamente, no podía creer que después de tanto tiempo su mente siga recordando cómo escribir, aunque sea forzoso recordar tanto. Cuando termino, le dio el formato a la señorita  y ella le indico con la mano por dónde ir.

Llego a una puerta con una placa que citaba “Participante #12” y en letras pequeñas decía todos los datos que ella había escrito hace unos minutos aunque un poco cambiados:

Nombre: Ignis Delilah Weiner

Edad: Dieciocho

Estatura: Mediana

Peso: Bajo

Datos personales: Niña depresiva y mala actitud.

Ella gruño cuando leyó que tenía mala actitud. ¿Era su problema que las personas le desagradaran? Esto apenas comenzaba, pero ella quería que se acabara pronto.

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⏰ Última actualización: Oct 25, 2014 ⏰

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