d r a b b l e

21.4K 2.8K 1.7K
                                    

Una vez entró en la tienda la campanita anunció su llegada.

Observaba a lo lejos ternos de diferentes colores, creando una mancha de ropa oscura y elegante. La tienda se veía costosa, típica para buscar un traje elegante, Kirishima se preguntó si es que el dinero que llevaba podía alcanzarle para el traje de Bakugou y el suyo.

Un empleado de la tienda se acercó amablemente hacia él. —Buenos días joven. ¿En qué lo puedo ayudar? —Kirishima se asustó un poco ante la amabilidad, pero lo relacionó a lo caro de la tienda.

—Uhm... Sí, necesito dos trajes... —Murmuró él.

— ¿Son para usted?

— ¡Sí! —Respondió. —Para mí y... mi amigo.

—Tenemos gran variedad en telas, las texturas y colores. ¿En qué talla está buscando?

El cerebro de Kirishima hizo cortocircuito.

—Uhhhh... —Había olvidado las medidas de Bakugou que pidió secretamente a Midoriya en la mesa de su habitación. El chico por suerte podía contactarse con sus padres, pero ya lo había perdido, así que tendría que hallarlo de otra forma.

Recordó vagamente las noches que pasaba junto a él y entonces por fin razonó.

—En el pecho, él es algo así... —Murmuró imaginándose sostener el cuerpo del rubio entre sus brazos, luciendo de manera erótica. Como aquella noche en la que habían tenido el día libre.

«—I-Imbécil... ¿Qué crees que ha...? —Un jadeo se escapó de sus labios cuando el pelirrojo tomó su pecho y empezaba a toquetearlo. —No soy una maldita chica.

—Claro que no, eres mucho mejor que eso. —Él respondió. »

Sonrió ante el recuerdo y especificó entre sus manos la medida exacta.

El ayudante abre los ojos desmesuradamente.

—Va...vale... —Tomó una medidora y empezó a contar los centímetros que rodeaban los brazos. 94 centímetros.

—Y de cintura... Bueno... —Trató de recordar alguna posición, y vaya que lo logró. —Así, mire. —Se abrió de piernas y colocó sus manos frente a su entrepierna, sujetando un espacio de aire reducido y que casi podía completar con sus manos, obviamente era una pose sexual, al empleado se le fue el alma.

¿Qué clase de extraña relación tenían ese chico con su amigo?

El pelirrojo observó una silla y se sentó.

—En las caderas él es... así. —Encima suyo delineó un espacio que provocó un escalofrío en el cuerpo del chico.

Tal vez por su bien sería lo mejor no preguntar y solo apuntar las medidas que el cliente la proporcionaba. Como dice el dicho, el cliente siempre tiene la razón.

* * *

—¡Te queda genial Bakugou!

—Tch... Tonterías. —Gruñó fastidiado el rubio. — ¿Por qué mierdas compraste un traje si no íbamos a ir a esa fiesta de mierda?

— ¡Y mírate! ¡No íbamos a ir y lo llevas puesto! —Se burló. —Tenía que hacer algo mínimo, tú me invitaste aquí, así que tenía que traer algo para ti también.

—Eres un jodido idiota. —Bakugou se alejó para ordenar sus ropas y el pelirrojo lo persiguió.

—Tu idiota. —Musitó, mientras bajaba las manos por su reducida cintura, abrazándola.

Definitivamente, eran las medidas correctas.

Denle también a mis otras historias, ahre, el spam.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 20, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

MedidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora