MÍA

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No hay nadie más que pueda tomarla, por qué la última palabra siempre será la mía.

Una situación en particular me hizo entender algo, algo que se me había olvidado estas últimas semanas, algo que contribuyó a que estuviera a punto de perderme de nuevo.

Siempre me he considerado una persona independiente, que no necesita de otros ni de sus opiniones para tomar una decisión pero lo estaba perdiendo, estaba perdiendo esa pequeña parte de mi esencia, de lo que soy en realidad.

Y gracias a una situación que estoy pasando en estos momentos de mi vida me di cuenta que esa chica que le vale lo que digan los demás sigue en mi.

Con decir que me valen los comentarios ajenos no me refiero a que no los llegue a tomar en cuenta, sobre todo si vienen de alguien que sea importante para mi, pero tampoco voy a mentir diciendo que me afecta no cumplir sus expectativas.

Puedo tomar consejos, puedo ver la forma de aplicarlos pero no soy idiota, la última palabra la tengo yo y es algo que no les debe afectar a los demás.

Considero que tengo la suficiente madurez para decidir sobre lo que me haga o no feliz, lo que me haga mejor persona, y así sea mi propio padre, lo que digan los otros viene sobrando.

Y a lo que quiero llegar con esto es:

No hay que temer de nuestras propias decisiones, podemos pedir consejos para tener diferentes puntos de vista, eso es muy válido pero hay que pensar en lo que nos haga felices, lo que nos haga mejores personas, lo que nos haga sentir más a gusto con nosotros mismos, sin importan qué o quiénes nos digan que está mal. Mientras seamos conscientes y vayamos a aceptar las consecuencias, buenas o malas, que eso nos traiga, la última palabra siempre será nuestra y no de nadie más.

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⏰ Última actualización: Sep 24, 2018 ⏰

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