Capítulo único

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Disclaimer: ninguno de los personajes aquí presentes me pertenecen. Todos son propiedad de Bandai, Toei, Akiyoshi Hongo, etc., etc.

Papas a la madrugada

Capítulo único

La escapada del año. La salida inesperada. El viaje sin planear.

Ryo era una caja de sorpresas que hacía a Ruki sonreír sin que ella lo pidiera. Pero ella también sabía dejarlo anonadado a su manera. Una vez encontró una notita de ella pegada en la heladera. En papel rosa y escrita con su perfecta caligrafía en tinta azul.

"Volveré tarde. Te quiero".

Aquello fue suficiente para que Akiyama tomara el papel, lo atesorara y lo guardara. Cuando la pelirroja volvió, pasadas las once y media, encontró el papel pegado en la heladera, con corazones y un dibujo algo... Gracioso de ellos dos. Ruki sonrió. Se calentó la cena y se fue a dormir, a su lado.

Sin embargo, ése jueves en la noche, el castaño venía, campante, con dos papeles alargados. Ruki estaba poniendo la mesa y le preguntó a qué se debía el canturreo.

—Nos vamos —espetó.

— ¿Qué? —repitió la otra, incrédula. Ryo la abrazó, dulcemente.

—Nos vamos —repitió, en su oído—. Tú. Yo. Kyuushu, las montañas, la naturaleza. El fin de semana.

—Gracias por consultarlo, eh —respondió la otra, alejándose de él y poniendo los vasos. El de ojos azules palideció. Ella se dio la vuelta y se empezó a reír a carcajadas. Ryo volvió a tener color en el rostro—. ¡Hubieras visto tu cara! —definitivamente, ella sabía jugar algunas bromitas para sacarlo de quicio de vez en cuando. Ella había aprendido a ser algo más simpática y a hacer bromas; él había aprendido a seguirle el ritmo y contagiarse de su curioso sentido del humor—. Te hubiera fotografiado —y se siguió riendo. Ryo sonrió, se mordió el labio inferior y ladeó la cabeza. Se acercó a ella y la despeinó.

Mientras cenaban algo ligero, Akiyama le comentaba acerca del pack que había podido encontrar: el sábado era su aniversario número cinco. Y él asumió que el lustro se tiene que festejar casi tanto como los diez, quince o veinte años de noviazgo. Porque ellos no pensaban casarse. Eran felices así y lo que Ruki menos soñó en su vida era llevar un vestido blanco, con flores, purpurina y todas las cursilerías de niñata. Juri era la que soñaba casarse de blanco. Ryo le decía que iban a tirar migas de pan en lugar de arroz. Takato se sonrojaba, Juri parecía ofenderse un poquito y Ruki apaciguaba la "discusión" con una sonora carcajada que suplicaba por salir de sus labios y no lo hacía por respeto a su mejor amiga.

Así que al otro día prepararon dos mochilas pequeñas (ninguno de los dos precisaban la gran cosa).

— ¿Éste no lo llevas?

Ryo sacaba del cajón un precioso conjunto de lencería roja que hizo ruborizar a la otra.

— ¿Qué pasa con eso de descansar y estar en la naturaleza? —el castaño la abrazó por la espalda y la rodeó por la cintura.

—Ir de viaje contigo es ir al paraíso.

—Qué poeta —dijo la otra, graciosa. Se besaron y siguieron preparando las mochilas. Partían la tarde del viernes: Ruki no tenía compromisos en cuanto a su trabajo como fotógrafa y Ryo había pedido el viernes libre—. Me imagino la cara de Jen —Akiyama y Lee trabajaban en la misma empresa informática, aunque en distintas áreas.

—Jen no se puede quejar —dijo él cerrando la mochila y poniéndola al lado de la de su compañera. Se puso una remera y un pantalón de dormir y se tumbó en la cama—. Tiene una novia estadounidense y va a ir a trabajar allí por seis meses —Ruki se sentó a su lado y le oyó refunfuñar—. ¿Qué pasa?

Papas a la madrugadaWhere stories live. Discover now