Carta

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Tic toc tic toc tic toc... Una y otra vez pareciendo que nunca tendrá fin, ahogando el silencio en el pequeño cuarto, donde enfrentó a mis demonios y mis pesadillas. El cuarto de que cuando llegue pesaba doce kilos más, ahora mi cuerpo es flacucho y pálido, lleno de Moratones y cortadas por todo mi cuerpo, mi cabello a perdido el color ahora no tiene brillo y yo misma me lo e arrancado, apenas tengo algunos mechones de cabello hoy en día, mis piernas con trabajo me pueden sostener y siempre me acurruco en una esquina, pensando cuanto tiempo a pasado, ni yo lo se, ¿un mes? ¿Un año? ¿Cuanto tiempo e estado en este cuarto? No lo se, perdí la noción del tiempo cuando la única luz que tengo es la que pasa bajo de una gran puerta, pero no lo suficiente para ver mi dedos. Todas las mañanas entra una señora con la cara tapada, guantes negros de piel y el cabello negro como el ébano, entra con una bandeja de comida, la coloca en una pequeña mesita que está en una esquina del cuarto, luego me lleva a una pequeña puerta en la habitación que siempre esta cerrada, hay un pequeño baño, me baño rápidamente si es que se puede llamarse un baño, sólo hay una pequeña barra de jabón y agua helada. Cuando término de "bañarme" la señora me vuelve a llevar a la habitación y la abandona, como mi pequeña porción de comida, que es no tiene sabor y apenas me mantiene con fuerzas suficientes para no morirme, encontré hace tiempo una pequeña piedra, recordé las películas de las princesas que rayaban su pared para optar los días,lo intente hacer por un tiempo, no pude seguir, empezaba a creer que siempre era de noche, no encontraba escapatoria y no sabía como seguir adelante, era un juego de nunca acabar.

Tal vez te preguntes que es lo que hago aquí, bueno podría contarte mi historia si estas dispuesto a escucharla.

Todas las mañanas salía a las siete en punto para irme a la preparatoria, sólo tenía que recorrer unas manzanas y estaba ahí, los días transcurrían sin que nada interesante pasara, se acercaba la fiesta de mi mejor amiga, cumpliría sus dieciséis, faltaban dos días para su fiesta, ya tenía todo preparado para la fiesta, la ropa, el regalo, los accesorios ya había arreglado todo, así que todo salía a la perfección, aveces me parecía que veía a alguien en la esquina de la casa, o un pequeño carro verde que veía muy seguido, nunca se me hizo sospechoso o simplemente no quería darle importancia. Decía que estaba siendo paranoica, sentía que seguían mis pasos y que si volteaba me encontraría con alguna persona viéndome, pero sólo veía el final de la calle, trataba de no darle importancia, aveces me daban ataques de pánico así que creí que sólo era otra alucinación mía, que equivocada estaba. Llego el día de la fiesta, empezaba a las ocho así que a las cinco me estaba preparando, nunca podría olvidar esa noche, parecía tan perfecta y divertida. La fiesta fue en su casa así que sólo camine una rato, vivíamos muy cerca pero no podía dejar de sentir que alguien me observaba, empece a caminar más rápido en cuanto escuche unos pasos, cada vez eran más rápidos así que lo único que se me ocurrió fue correr, faltaban dos calles para llegar a la casa de mi amiga, sentí como me agarraban de mi vestido, como me jalaba para que parara, caí cuando me detuvo, pedí auxilio y ayuda, era increíble que nadie me escuchara a sólo dos calles, ningún vecino vino a ayudarme, nadie vino o se dio cuenta de lo que paso, pudieron un pañuelo en mi nariz y al poco rato me desmaye, ahora supongo que debió de ser cloroformo lo que tenía el pañuelo o eso es lo que creo que era por las series policíacas que veía a menudo, desperté en este pequeño cuarto, traía ropa diferente, una blusa blanca con unos pantalones también blancos, aunque ahora se parecen más a gris, tengo tres pares de ropa de todo, lo intento lavar cuando me "baño" aunque no pueden quedar completamente limpios, ahora son de un color gris claro, mis calcetines están algo rotos pero trato de ignorarlo, desde ese día así a sido mi vida, los primeros días intente escapar, no me fue también, termine con Moratones y golpees y sin comer. Cuando se abre la puerta cada mañana veo un poco de luz artificial, no es el sol que tanto anheló pero es suficiente para recordarme que hay algo más que este cuarto oscuro. Espero que mis padres me estén buscando, no se sí ya han perdido la esperanza, no se cuanto llevo aquí así que no sabría decir si ya me creen muerta o no, no se sí algún día volveré a ver el sol cada mañana o escuchar música por mis audífonos, estar al aire libre, volver a ver de nuevo a mis padres, mi familia, mis perros, los animales, las vacaciones de invierno para conocer nuevos lugares. Mientras este aquí solamente esperare alguna oportunidad, a pesar que ya casi no tengo esperanza aveces pienso que mi padre abrirá esa puerta y me sacara de aquí. Quieran todo lo que les importé, puede pasar el caso que termines igual que yo.

Para: la persona que lo lea

De: América Lonsa

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