NO ES TU CULPA

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Raoul abrió los ojos. Otro día más de mierda. Ya no recordaba cuanto tiempo llevaba así. Viviendo prácticamente dentro de su habitación. Sin contacto con nadie, sin salir a la calle. Sencillamente no podía. No le apetecía. No después de lo que pasó.

Su hermano no le dirigía la palabra. Y sinceramente, no le culpaba. Era un mierda. Se lo tenía más que merecido.

Tampoco es que lo viera mucho. El rubio no salía de su habitación a no ser que fuera al baño o a por comida que llevaba a su habitación. Y las pocas veces que le daba por sentarse en el sofá y ver un poco la tele, su hermano terminaba por apagarla enfadado. Él entendía la indirecta y se volvía a encerrar. No tenía ganas de discutir y la verdad es que hasta entendía su actitud. Todo era su culpa.

Un día, Raoul estaba viendo la tele aprovechando que su hermano no estaba, y llamaron al timbre de la puerta.

El rubio pasó. No quería ver ni hablar con nadie. Por eso pasaba siempre de la puerta o el teléfono.

Pero fuera quien fuera el que llamaba, seguía insistiendo. No se iba. Y Raoul empezaba a ponerse nervioso.

Al final, y con rabia, abrió la puerta mientras lanzaba una mirada asesina.

- "¡Hola!" - dijo un chico plantado frente a él - "acabo de mudarme y me gustaría conoceros".

- "No es buen momento" - dijo Raoul cerrando la puerta con cara de pocos amigos.

- "Ey, venga" - insistió el muchacho sujetándola - "sólo quiero presentarme, no conozco a nadie."

El rubio bufó. Por primera vez se quedó mirando al chico. Parecía agradable y tenía algo que le daba paz, no como el resto de personas.

- "Me llamo Agoney, encantado"

- "Yo Raoul, igualmente. Pero no puedo charlar, tengo mucho que hacer."

- "Ya veo.. Estás en pijama y con Netflix puesto.."

- "Bueno ¿y qué más te da?" - dijo enfadado y cerrándole la puerta en las narices.

No sabía de qué iba ese tío, pero desde luego no tenía ganas de que le marearan, bastante tenía ya con lo suyo.

Los días siguientes, a la misma hora, Agoney volvía a llamar a su puerta, y Raoul maldecía en voz baja mientras seguía sin hacerle caso.

Una mañana, el rubio se levantó y bajó a desayunar. Mientras se preparaba su colacao volvieron esos recuerdos a su mente. Y como cada mañana, las lágrimas se apoderaban de él. Escondió su cara entre sus manos y se sobresaltó al escuchar unos pasos que se acercaban a la cocina. Agoney apareció frente a él.

- "¿Pero qué coño? ¿Cómo has entrado?"

- "Me crucé con tu hermano cuando salía a trabajar"

- "¿Qué quieres?"

- "Raoul, no seas tan duro con lo demás y contigo mismo. No fue tu culpa"

- "¿De... de qué estás hablando? 

- "Sé lo que ha pasado. No fue tu culpa."

- "¡¿Quién coño te crees que eres para venir aquí y hablarme de eso?! -gritó el rubio levantándose fuera de si

- "Raoul..."

- "¡No te acerques! Ni se te ocurra!"

Raoul volvió a hundir su cara entre sus manos. Agoney se acercó a él lentamente y le abrazó.

En un primer momento, la reacción de Raoul iba a ser darle un empujón, pero se sentía tan bien en ese abrazo, hacia tantísimo tiempo que no se sentía así, protegido, reconfortado.. Simplemente se dejó llevar entre sus brazos y lloró todo lo que llevaba acumulado.

NO ES TU CULPA (One shot)Where stories live. Discover now