capítulo único.

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Min Yoongi, después de todo, nunca ha sido un hombre de muchas palabras. Disfruta el silencio, disfruta la tranquilidad.
Pero también disfruta la risa de Hoseok.

Su voz suena a sol.

Ese momento en el que el calor te hace sentirte somnoliento, cuando estás a gusto bajo la luz.

Hoseok le recuerda también a la lluvia.

Esa lluvia que refresca y limpia cuando sientes que cargas con demasiado.

Hoseok es hogar.

Yoongi jamás recuerda y jamás recordará una vivencia sin Hoseok en ella. Ve a aquel niño menor que él, dándole la mano mientras corren por el patio trasero de alguno de ellos, mientras sus madres charlan y toman café.

Ve al adolescente que estuvo a su lado cuando todo comenzó a oscurecerse en su vida, quedándose ahí a pesar de las incontables veces que le suplicó que le abandonase en alguno de sus momentos más bajos.

Y ve, también, al hombre junto al que se despierta cada mañana. El hombre que le enamoró hace muchos años, cuando aun iban de la mano a todos lados. Hace muchos años, cuando sus brazos le apretaban cerca en un intento de consolarle. Aquella misma mañana, recordándole en un susurro que todo aquello que Yoongi siente es correspondido.

Hoseok es sol. Hoseok es lluvia. Hoseok es hogar.

Hoseok es esa persona a la que Yoongi puede llamar el amor de su vida.

radieux / sopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora