El comienzo

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Me encontraba en una situación un tanto embarazosa ya que me perseguían más de cuatro patrullas, un helicóptero y un tanque (lo sé es muy exagerado). Aunque yo sé perfectamente que no me atraparan, así que decidí jugar con ellos un rato, mi mejor amigo y yo somos los criminales más buscados del mundo ya que tenemos fama de que nunca nos logran atrapar.

Pero ya sé que ustedes están pensando y está cómo se convirtió en criminal, pues esta es mi historia.

Me llamo Lucía Santiller tengo 18 años, soy hija de un empresario muy poderoso ya que es dueño de las mayores empresas que hay en el mundo, mi madre, pues según mi padre ella murió cuando yo tenía 5 años, no tengo hermanos ni amigos, excepto de uno, el es mi mejor amigo desde preescolar (kinder o jardín de niños, no sé cómo le digan en tu país), y además es mi cómplice el se llama Mateo Villalobos. El y yo llevamos unos cuantos días preparando el plan perfecto para robar (saquear) el mejor banco de los Estados Unidos.
- Listo para divertirse Mateo - le dije con una sonrisa un tanto malvada.
- Claro que sí, solo no olvides tu máscara, enana.
- Okay - me coloque una máscara color negro

Entramos al banco y mientras Mateo hackea las cámaras yo me encontraba tomando el dinero de la bóveda, cuando de repente escuchamos las sirenas de las patrullas aproximarse. Mateo entro corriendo a la bóveda
- Mierda, Lucía ¿Ya terminaste? Tenemos compañía - dijo un poco alterado.
- Ya tranquilo ya terminé, salgamos de aquí rápido - contesté mientras tomaba el bolso con el dinero.

Al salir del lugar cada uno subió a un auto deportivo y de repente las patrullas, y el helicóptero perseguían a Mateo yo me escondí un rato para luego jugar con los oficiales. Cómo era de esperarse, Mateo y yo logramos huir de los policías y nos dirigimos al aeropuerto para poder fugarnos. Nos escapamos en un jet (creo así se escribe) que tenía de destino a Seúl, Corea del Sur, para poder refugiarnos unos meses de la policía.

Ya ha pasado un año desde que llegamos a Corea y ya nos buscan por robar un simple banco - ni que fuera tan importante - en fin después de hacer nuestra maldad llegamos a nuestra mansión, yo fui directamente a mi habitación para poder dormir.

Al día siguiente

Me levanté tarde por lo de ayer, me bañé y me cambié con un vestido de noche color carmesí y con un antifaz negro. Mateo y yo iríamos a una fiesta de ricos (por así decirlo) para robar una suma importante de dinero, además de una información muy valiosa y pues divertirnos con las víctimas por un rato.

Llegamos y el ambiente era bastante alegre, era momento de actuar para luego disfrutar de la fiesta, Mateo se encargaría de hackear las cámaras de seguridad, mientras yo estaría abriendo la puerta de la bóveda.

- Que comience la fiesta - dije mientras entrabamos.
- Claro linda, ya estoy hackeando las cámaras para que te hagas cargo del resto - dijo con una sonrisa maliciosa

Por otro lado

- Oye crees que ella venga a esta fiesta -
- Tranquilo ella estará aquí solo es cuestión de que observen -

Mientras tanto Lucía caminaba tranquilamente por los pasillos de esa gran mansión en busca de la bóveda, cuando de repente choca con alguien
- Oye fíjate por donde caminas - le dije un poco molesta, pues interfiere en mi plan
- Lo siento, te puedo ayudar a encontrar los que tanto buscas - mi dijo con una sonrisa !¿Tierna?!
- No, no necesito la ayuda de un completo desconocido, permiso y adiós -
- Adiós hasta luego -

El chico continúo con su camino, al igual que yo. Hasta que encontré lo que buscaba
- Bingo, Mateo ya encontré la bóveda y la información -.

Pero lo que no sabían era que alguien los estaba observando, y fue a informar a su jefe
- Axel encontré a Lucía está en la bóveda -
- Perfecto, traerla aqui, !pero ya¡ -

De repente sentí que alguien me colocaba un trapo con adormecedor, tan solo bastaron unos minutos para que mi vista comenzará a ser borrosa y caer inconsciente.

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Estaba comenzando a despertar pidiéndome percatar de que estaba en el sótano de alguna casa, intenté pararme, pero me di cuenta de que estaba atada de pies y manos a una silla.

Amor CriminalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora