Capitulo 1

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¿Os suena loca la idea de ser confundida por la hija de la misma persona que provoco todo en plena masacre?, pues no es tan loca la idea en realidad, es algo que yo viví cuanto tenía tan solo tenía 7 años. Una mañana de diciembre particularmente fría me levante de mi cama cubierta con unas sábanas color rosa chillón, mi cuarto aparentaba ser el cuarto de una niña normal con paredes rosas , llena de muñecas, peluches, ropa y zapatos para niñas de mi edad, no normal, lo malo es que yo no era exactamente "normal", al contrario de las otras niñas a mí no me gustaba el color rosa, no me gustaban esas estereotipadas muñecas, no me gustaba la ropa que me compraba mi madre, al contrario, lo detestaba. Tampoco era que me gustara las cosas de niño y me creyera uno, claro estaba, pero no me sentía cómoda con todo aquello que me rodea, sentía que todo aquello me limitaba, que no me dejaba mostrar mi verdadero ser y que solo me mostraba que tenía que ser como mi madre decía que fuera.

Como sea, me levante y baje de aquella cama, camine hasta donde se encontraba el espejo de cuerpo completo que tenía frente a mi cama, ahí pude ver de nuevo mi rostro al igual que ayer, antier y demás días. Mi cabello era largo y ondulado, de un color particular, era tan blanco como la nieve al igual que mi piel, tenía unos grandes ojos verdes y era de estatura mediana, según mi madre era una niña muy hermosa aunque yo no entendía porque lo decía en realidad.

--¡María, baja a desayunar!—grito mi madre desde la cocina, suspire, no tenia de otra más que bajar.

--Voy mama...-- conteste, mis palabras salieron junto a un bostezo. Solo atine a ponerme mis pantuflas y bajar a desayunar con mi madre.

Al bajar y caminar hacia la cocina note que mi madre estaba sentada en una silla leyendo una revista de moda, un "Buenos días" salieron de mis labios bajito, mi madre solo dijo: "aja", vi hacia la mesa notando que el "desayuno" (si se le podía decir así) solo consistía en una manzana, me acerque y la tome, aquella manzana no se veía fresca como las que cosechaba doña gloria quien era la vecina de enfrente.

--Toma tu desayuno y nos vamos...-- soltó mi madre sin siquiera verme

--¿A dónde iremos mama?—le pregunte mientras ponía la manzana en el bote de los desechos orgánicos, no me importaba quedarme sin desayunar si eso salvaba mi vida de las frutas podridas

--Iremos a la capilla, recuerda que tu abuela murió así que tenemos que ir—

--Está bien mama...-- Mi abuela había sido la única persona que me comprendió hasta ese momento

--Sube y ponte tú vestido gris, luego bajas para que te peine—

--Si mami...-- no podía cuestionar a mi madre sobre sus decisiones al respecto de mi vestimenta, solo hice caso y subí a mi cuarto, abrí mi armario para tomar mí vestido gris. Tras un rato estuve lista, solo faltaba mi peinado, con un cepillo y una liga de cabello --¿Mama?..—hable desde afuera del cuarto de mi madre, al poco rato salió ella arreglada más de la cuenta para ser el funeral de mi abuela

--Entra-- Ella usaba un vestido demasiado escotado color negro, unos tacones gigantes, mucho maquillaje y varias joyas, era demasiado extravagante para ir.

Yo solo entre al cuarto, me senté en una silla que estaba frente al tocador de mi madre, ella tomo el cepillo y empezó a peinarme, ella era muy brusca para peinare, me jalaba mucho el pelo por lo que era inevitable el quejarme pero mi madre me regañaba por lo que intentaba callarme, una vez que me cepillaba amarraba mi cabello con mucha brusquedad, gracias a sus jalones me empezó a doler el cuero cabelludo, era insoportable pero a ella no le importaba, nos pusimos nuestros abrigos y salimos hacía la capilla donde se haría la misa de mi abuela, Realmente no tardamos en llegar, al entrar solo me dedique a ver el lugar, era un lugar grande para ser solo una capilla, en aquel lugar se veía que había cosas caras, había varias cosa que parecían ser de oro y plata pura. Era algo sorprendente, yo estaba fascinada de cierta manera por lo brillante del lugar, por su parte, mi madre parecía más que feliz que triste, parecía brillar de felicidad, no literalmente pero parecía muy feliz para ser su madre la que murió, generalmente las personas que perdían a un familiar cercano se ponía triste y lloraba, ella parecía que en lugar de importarle la muerte de la abuela le importarse mostrar aquellos "melones" que tenía como pechos al esposo de mi tía, ella era una maldita zorra, lo malo es que no me di cuenta hasta ahora que relato todo esto.

Al cabo de un rato empezó la esperada misa, yo estaba al lado de mi tía y prima cuando empezó la misa, al ser yo tan pequeña tenía la energía de cualquier niño o niña de mi edad por lo que me era muy difícil estarme quieta, me levanta de mi asiento y camine hacia la entrada del lugar junto a unas señoras que salieron pero mi tía me pillo, intente una segunda vez, esta vez sí logre avanzar mucho hasta que mi tía se percató, mando a mi prima a que me trajera pero camine algo rápido hasta la salida, al llegar a la puerta la abrí, pero al hacerlo vi como varios hombres encapuchados salían de varias camionetas.

--...-- mis ojos se abrieron de par en par, no sabía qué hacer, de inmediato cerré y retrocedí de la puerta, no tarde mucho para reaccionar y salir disparada hacia mi tía mientras jalaba a mi prima, debía advertirles de lo que pasada pero antes de que dijera algo un estruendo se escuchó, eran ellos, eran aquellos hombres pero esta vez tenían armas en las manos, ahí mimo todo cambio para mí y mi familia.

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⏰ Last updated: Sep 26, 2018 ⏰

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La niña equivocadaWhere stories live. Discover now