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Estaba en clase de matemáticas y luchaba contra el sueño, la profesora parecía mirarlo de vez en cuando con tal de encontrar el mínimo detalle para delatarlo. Intentaba concentrarse y en general lo lograba, probablemente esta vez sí podría resolver los ejercicios y no ir a dirección.

—¿Alguien sabe la respuesta? — la mujer preguntó a toda la clase, nadie respondió —¿Nadie? Bien... Veamos, ¿señor Young?

«Demonios, hay exactamente 28 alumnos el día de hoy ¿y la única opción soy yo» —¿Sí?

—¿Sabe la respuesta hoy? ¿O sigue sin ser científico ni matemático?

La clase rió.

—Bueno, sigo sin ser científico, es obvio, y mucho menos matemático — la profesora iba a hablar, quizá para reñirlo, pero Noah alzó el dedo y la interrumpió —. Pero, yo diría que la respuesta es 6.

«Por favor, que haya acertado...»

La mujer vio hacia la pizarra para decirle que se había equivocado, sin embargo jadeó suave, luego suspiró y le sonrió derrotada —Es correcto.

Ella volvió a su lugar y un susurro se hizo presente cerca, a la derecha de Noah —Bien hecho, Young. — era Jake, que reía por lo bajo. Ambos chocaron cinco sin que la profesora mirara.

—¿En serio la respuesta era 6? — preguntó el enano, él no había estado presente por la simple razón de que no pertenecía a la clase, era de otro curso.

—Sí, y estoy seguro de que Young ni siquiera lo sabía.

Noah se encogió de hombros y rió un poco. Estaban en una de las mesas al aire libre, comiendo su almuerzo. El raro Garren era el más silencioso, Jake y el Enano eran los que más reían y hablaban, con algunas intervenciones de parte de Noah.

Pero se callaron cuando una de las chicas del curso del Enano apareció.

—¿Dylan? — hubo un silencio y Noah, Jake y Garren se rieron.

Exceptuando a Noah, que parecía no saberlo, los otros dos siempre olvidaban el nombre de su amigo.

—¡Oh, callense idiotas! — respondió un sonrojado Enano. Se volvió hacia la chica, y más calmado, habló con voz grave —. ¿Dime?

—Necesito pedirte algo... Pero a solas.

—Oh, no. — se escuchó el susurro lamentero de Garren, quien ya negaba con la cabeza por la vergüenza ajena.

—Por supuesto. — ignorándolos olímpicamente, Dylan se puso de pie y la siguió.

—Es como nombre de niña aunque es de niño... — dijo de pronto Noah y los otros dos estuvieron de acuerdo —. Es como...

—El nombre que le pondrías a tu osito de felpa. — Jake completó.

Ese día rieron como hace mucho no hacían, había una razón más para molestar al Enano.

NoahWhere stories live. Discover now